Hotel Nayara Alto Atacama

Un oasis para vivir la cultura del desierto

Un oasis para vivir la cultura del desierto

De arquitectura inspirada en el entorno y con experiencias ricas en detalles e identidad local, siempre atendiendo las necesidades del huésped, este lugar figura como un refugio de lujo, sobre todo, si entendemos ese valor no solo como la comodidad y la excelencia en ambientes o gastronomía, también como la posibilidad de conectar con el paisaje y su energía. Aquí la invitación es una sola: fundirse con la naturaleza y tradiciones ancestrales.

Nayara Alto Atacama es parte del paisaje del Valle de Catarpe figurando como un ayllu con corral de llamas, huerto de maíz, estructuras levantadas en adobe y los matices que regalan los cerros de la Cordillera de la Sal. Este hotel, que se presenta a sí mismo como un lugar camino al altiplano, con una mesa servida en un oasis bajo las estrellas rodeado de chañares y algarrobos, fue imaginado hacia 2003 por Andrés Mac-Lean, quien se propuso llevar adelante el anhelo de crear un espacio donde las personas pudieran tener una experiencia de conexión consigo mismas y con esta tierra, todo esto, en el contexto del turismo regenerativo, aquel que reduce el impacto ambiental y que aquí se trabaja con restauración de la naturaleza circundante gracias a iniciativas de reforestación e inversión dentro de la comunidad local.

El ideal también convocó a César Burotto y a Felipe Mac-Lean, juntos encontraron un sitio a los pies del Pucará de Quitor, próximo a San Pedro de Atacama, y decidieron construir ahí el espacio una vez que encontraron agua en una napa subterránea, a 80 metros de profundidad.

Estrechando lazos con los lugareños, se trabajó bajo su concepto de minga –construcción de canales, casas y caminos sobre el principio de la reciprocidad– y se formó un equipo diverso en experiencia y conocimiento, contando con arquitectos, constructores, decoradores y paisajistas, siempre apoyados en técnicas locales. Así, al cabo de algunos años, finalmente, se inauguró como Hotel Nayara Alto Atacama: era el año 2007 e inspirándose en tradiciones nativas, sus fundadores subieron laderas del volcán Licancabur para agradecer.



Nayara Alto Atacama se presenta a sí mismo como un lugar camino al altiplano, con una mesa servida en un oasis bajo las estrellas rodeado de chañares y algarrobos



FLORENCIA ORIOLO, gerente de experiencia

El recinto, propiedad del holding Tánica y comercializado por Nayara Resorts, tiene entre sus principales diferenciaciones la ubicación. Florencia Oriolo, gerente de experiencia, detalla que las instalaciones están a 5 km de San Pedro de Atacama rodeadas por la Cordillera de la Sal. Agrega que, en un principio, el modelo de negocio fue la modalidad ‘todo incluido’ para extranjeros: “Luego de la pandemia, tuvimos que ampliar nuestro mercado y flexibilizar nuestra oferta, abriéndonos a programas de pensión simple y media, además de recibir principalmente turismo nacional”. Con todo, desde el año 2021, ya son parte de la colección de hoteles de lujo The Leading Hotels of the World, figurando como la segunda empresa hotelera chilena con esta distinción.

Los detalles que integran a Nayara Alto Atacama en el paisaje también marcan diferencia y existen diversos ejemplos de aquello: arcilla de la Cordillera de la Sal presente en muros interiores, maderas talladas para evocar cerros del entorno, réplicas de petroglifos de cuevas y cavernas de la zona y sistema de iluminación que permite apreciar las estrellas son algunos.

Vale mencionar que el hotel tiene sello S de Sustentabilidad y, en línea con aquello, sus techos están cubiertos de brea, arbusto local usado para aislar la temperatura ambiental, mismo efecto que logran los coligues que dan sombra en los corredores. A su vez, para calentar el agua de duchas y piscinas, se usa la energía liberada por tubos de escape y radiadores de los generadores que emplea el hotel. Y a propósito de aguas, existe un sistema de osmosis inversa que la hace potable para consumo; una vez usada, se trata para riego.

En permanente contacto con la comunidad local, Nayara Alto Atacama cuenta con un staff formado mayoritariamente por mujeres y hombres atacameños, ellos encarnan la hospitalidad del servicio que se procura entregar y conforman un valioso recurso para potenciar la experiencia de los visitantes, aprovechando su conocimiento de la tierra y cultura de la zona. Por otro lado, se trabaja con un programa de becas de estudios secundarios para los jóvenes de la comunidad de Quitor, cuyo objetivo es apoyarlos en su desarrollo localmente y también en otros sitios de Chile, tal como lo relata la gerente de Experiencia.

 

El recinto, propiedad del holding Tánica y comercializado por Nayara Resorts, tiene entre sus principales diferenciaciones la ubicación. Florencia Oriolo, gerente de experiencia, detalla que las instalaciones están a 5 km de San Pedro de Atacama rodeadas por la Cordillera de la Sal.

 

PARA SENTIR LA ENERGÍA DEL DESIERTO

Muros de piedra exteriores, textiles, lámparas y vasijas, entre otras piezas presentes en los espacios del hotel, son creaciones de artesanos que trabajan en tierras atacameñas y del altiplano. Ejemplo puntual son los cántaros pulidos modelados por la artesana Feliciana Tito, oriunda de Santiago de Río Grande.

Enrique Concha es autor del diseño interior, tanto de los espacios comunes como de los privados. Respecto de estos últimos, Nayara Alto Atacama cuenta con tres tipos de habitaciones: Quitor, Catarpe y Tilo. Las primeras tienen vistas al jardín interior, las segundas al valle de Catarpe y la tercera, a la laguna del hotel. Todas tienen artículos de baño y ropa de cama especialmente seleccionada, minibar, caja de seguridad y ventilador de techo.

Para que la gran oscilación térmica diaria de esta tierra no afecte, vale destacar el trabajo de climatización con recursos naturales: todas las habitaciones tienen pequeñas ventanas en los techos –en el verano se abren durante la noche para refrescar la habitación, mientras que en invierno se cierran manteniendo el calor–, y se procuró una orientación que minimiza uso de calefactores, mismo efecto que tiene la presencia de muros de adobe. A su vez, durante la última remodelación interior, se instaló sistema bioclimatizador que opera con enfriamiento evaporativo, consumiendo hasta 90% menos energía que un sistema de aire acondicionado convencional, manteniendo niveles adecuados de humedad dentro de los espacios y mejorando su eficiencia a medida que sube la temperatura exterior; sin necesidad de mantener puertas o ventanas cerradas, ayuda a lograr un ambiente más limpio, disminuyendo recirculación de
olores, partículas en suspensión y gérmenes.

ESPACIOS LIBRES

Las áreas comunes del hotel incluyen un jacuzzi exterior y otro al interior de Puri Spa, área con salas de masaje interior y al aire libre, sauna seco, baño de vapor y ducha escocesa. También hay seis piscinas exclusivas y los huéspedes pueden disfrutar baños en aguas extraídas de napas subterráneas cuya temperatura varía entre 35°C y 38°C.

 

Muros de piedra exteriores, textiles, lámparas y vasijas, entre otras piezas presentes en los espacios del hotel, son creaciones de artesanos que trabajan en tierras atacameñas y del altiplano.

 

En el spa se puede acceder a terapias como el tratamiento purificante Yotti que utiliza propiedades regenerativas de la arcilla del desierto obtenida desde el lecho del río mezclada con agua mineral y miel de abejas. Ckautcha Sabay es otra opción destacada, un masaje con pindas o sacos rellenos de semillas, cereales, hierbas aromáticas y medicinales andinas. En este masaje se calientan las pindas y se busca la relajación muscular más profunda.

Uno de los desarrollos del hotel es Parque Andino, lugar único en la zona por diseño y biodiversidad: en 2.000 m2 tiene vegetación nativa y un lago artificial que atrae abejas y aves. Fue diseñado por la botánica Verónica Poblete a partir de la experiencia atacameña y la investigación de factores ambientales del altiplano.

Otros espacios son Huerto Andino, que sigue la tradición agrícola ancestral de cultivo de maíz, quínoa, papas y zapallo; Animaleda, con representación de petroglifos; Mirador de la Luna, con sillas de piedra para observación íntima del satélite; y Jardín Mineral, sitio inspirado en los jardines de oro de los incas.

Conocer más allá de Nayara Alto Atacama es fácil con recorridos que se dividen en experiencias locales o de tradición para conocer, por ejemplo, aspectos de la cultura Lican Antai y el arte rupestre; contemplativas, con excursiones a lagunas, géiseres y valles; astronómicas, aprovechando el observatorio del Parque Andino con reposeras giratorias y telescopio; y de aventura, desarrolladas a pie o en bicicleta, por ejemplo, en antiguos campos de pastoreo, la  Quebrada de Kari y Jauna, esta última, ideal para caminata de día completo.

 

Uno de los desarrollos del hotel es Parque Andino, lugar único en la zona por diseño y biodiversidad: en 2.000 m2 tiene vegetación nativa y un lago artificial que atrae abejas y aves. Fue diseñado por la botánica Verónica Poblete a partir de la experiencia atacameña y la investigación de factores ambientales del altiplano.

 

APROVECHANDO EL SABOR DE ATACAMA

La gastronomía de Nayara Alto Atacama es una cocina de autor que ocupa productos locales y nacionales, fusiona estilo mediterráneo y técnicas clásicas de la cocina francesa, asimismo, emplea técnicas innovadoras para el logro de experiencias y presentaciones modernas.

Parte de las cualidades de nuestra carta y menús es utilizar todo lo que nos da el desierto, buscando el equilibrio y la armonía en cada presentación”, afirma Mariano Salaberry, chef ejecutivo del hotel. Para el cocinero es un honor la posibilidad de trabajar con sabores y texturas del desierto: “Destacamos estar rodeados de productos locales los cuales utilizamos diariamente en nuestras creaciones, eso nos permite innovar, fusionar y lograr un servicio personalizado de acuerdo a las preferencias de nuestros huéspedes”.

MARIANO SALABERRY, chef ejecutivo del hotel y Domingo Parada, subchef del restaurante Restaurante&Bar Ckelar
CHULETAS DE CORDERO CON PURÉ DE COLIFLOR, ARÁNDANOS Y GASTRIC DE NARANJAS. Chuletas de cordero cocidas al vacío, con crema de coliflor dulce, gastric de naranjas, arándanos frescos y alcachofas rellenas con gremolata
POLLO CONFIT, CON CREMA DE PALTA, PURÉ DE MANZANAS Y CAUSEO DE CABRA. Pollo cocido en aceite de especias, hierbas y cítricos, a baja temperatura, acompañado de una crema de palta con aceite de limón y un causeo de queso de cabra local

Entre los proveedores del hotel está Granja Verde, negocio familiar de cultivo orgánico de vegetales producidos en el desierto de Atacama, por ejemplo, mizuna verde. El emprendimiento Nellytar, por su parte, les brinda hierbas como muña muña, arrope de chañar, algarrobo y rica-rica; si se trata de lechugas, ocupan hidropónicas en Socaire.

El Restaurante&Bar Ckelar es el escenario para disfrutar de la cocina de Nayara Alto Atacama, un lugar de fogones que invita a la conversación y que, por el momento, dadas las restricciones sanitarias, solo recibe huéspedes del hotel, tiene capacidad para 60 personas y se complementa con el Bar Ckelar y Puri Bar, este último en el sector de piscinas y donde se disfruta con preparaciones de frutas frescas, aguas saborizadas y jugos con propiedades relajantes y energizantes, entre otras. “Ahí realizamos nuestro típico Quincho atacameño los sábados en la noche”, acota el chef ejecutivo. Agrega que su carta destaca por la simpleza y el equilibrio, siendo el trago de la casa el pisco sour de rica rica.

 

La gastronomía de Nayara Alto Atacama es una cocina de autor que ocupa productos locales y nacionales, fusiona estilo mediterráneo y técnicas clásicas de la cocina francesa, asimismo, emplea técnicas innovadoras para el logro de experiencias y presentaciones modernas.

 

Si se trata de platos, Roast Beef Ahumado es buen ejemplo de un plato estrella: se sirve con pickles, mostaza y arrope de chañar, el ahumado es con leños de algarrobo y chañares del Parque Andino. También figura Chuleta de Cordero, un plato donde la carne se cocina al vacío, lleva crema de coliflor, alcachofa rellena, arándanos y gastric de naranjas.

Uno de los productos que destaca especialmente en la carta actual es el queso de cabra regional, se luce en una ensalada con crema de queso, peras, betarragas asadas, avellanas y ficoide glacial, hierba que se encuentra únicamente en climas secos. También resaltan las papas de Socaire, las peras de Toconao, el maíz patasca y el cachiyuyo, “arbusto local, que usamos en nuestro camembert tibio con chutney de tomates y encurtidos”, describe el chef.

La muña muña, por su parte, se emplea para preparar Pavlova con curd al chocolate blanco y sorbet de frutos rojos. Cuando es temporada, figuran las tunas y granadas cosechadas en el huerto del hotel y muy apetecidas para las mermeladas del desayuno. Actualmente, este se sirve como buffet asistido: un cocinero atiende a los huéspedes para que puedan elegir entre la variedad de fiambres y quesos, frutas, pastelería artesanal, waffles y crepes con salsas autóctonas, como arropes de algarrobo y chañar. “Además, contamos con una carta de huevos frescos hechos en el momento, acompañados por tocino y longanicilla chilena de campo” complementa Mariano Salaberry.

La rica rica, por último, que es toda una estrella de esta cocina, se trabaja especialmente con la técnica de infusión, ideal para aprovechar sus aceites y aroma. Se usa para la versión local del creme brulle, con madeleine de miel y chocolate. También hay helado de rica-rica y un clásico strudel de manzana con notas de la hierba.

 

Nayara Alto Atacama

Revista Chef&Hotel es una publicación digital chilena independiente y objetiva con 12 ediciones en su ciclo anual. Desde hace 20 años cubre en forma amplia todo el quehacer del mundo hotelero, gastronómico y turístico con una propuesta renovada. Chef&Hotel se ha posicionado como la revista y red de difusión más importante del Canal Horeca.

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