Bruno Salumería

Fiambrería ítalo-argentina única en su clase

Fiambrería ítalo-argentina única en su clase

Un expendio de quesos y fiambres de calidad premium, con experiencia y vocación, nacido de la inquietud de los argentinos Ezequiel Aguado, Emiliano Barredo y Bruno Bertagno, ya lleva dos años en nuestro país. La selecta e irresistible combinación de fiambrería, picadas y sándwiches unida a la experiencia son la receta de una marca en envidiable crecimiento.

“Nosotros lo que somos es una fiambrería ítalo-argentina y vendemos fiambres y quesos de diferentes orígenes”. Así define Ezequiel Aguado, uno de los socios de Bruno Salumería, a la experiencia única en su clase que, desde hace dos años, inauguró junto a sus compatriotas argentinos Bruno Bertagno y Emiliano Barredo.

La tríada, de formación como Licenciados en Administración de Empresas, inyecta la visión que solo puede entregar una cultura históricamente ligada a la ganadería –como es la argentina– para anclar el concepto de la fiambrería de barrio en el imaginario santiaguino. Su local, instalado en las inmediaciones del sector de Plaza Las Lilas, en la encrucijada de Avenida Colón con Tobalaba, ha ido creciendo de forma incendiaria –a un 90% anual, aseguran– y aumentando su equipo de trabajo en una vida que comenzó poco antes del Estallido Social.

SOCIOS DE BRUNO SALUMERÍA Ezequiel Aguado, Emiliano Barredo y Bruno Bertagno

“Abrimos en agosto del 2019, un mes antes de eso”, prosigue Ezequiel, socio encargado del ángulo comunicacional de la empresa. “Esperábamos tener septiembre, octubre, noviembre y diciembre; pero el Estallido nos sacó de las fiestas y cuatro meses después llegó la Pandemia. Lo que hicimos ahí fue adaptarnos. Tenemos una red de distribución propia que desarrollamos nosotros; la página web la hicimos nosotros; no trabajamos con aplicaciones. Es un servicio que es un camino más largo, pero siempre pensamos en brindar una experiencia y la gente nos consumía como tal. Nos fue bien y crecimos un montón”.

 

“Nosotros lo que somos es una fiambrería ítalo-argentina y vendemos fiambres y quesos de diferentes orígenes”. Así define Ezequiel Aguado, uno de los socios de Bruno Salumería, a la experiencia única en su clase que, desde hace dos años, inauguró junto a sus compatriotas argentinos Bruno Bertagno y Emiliano Barredo.

 

D.I.Y.

Acostumbrados a ganarse la vida estructurando procesos para empresas, los socios siempre tuvieron la ilusión de embarcarse en emprender de una forma diferente: no desde la posición de vender servicios, sino que desde el envidiable lugar de poder desarrollar un negocio de su propio gusto. “De ahí surgió la idea de armar la Salumería. La abrimos sin empleados y la empezamos de cero. Nosotros cobrábamos, cortábamos el fiambre, y entendimos cómo funcionaba el negocio”, añade Aguado.

Bruno Salumería tiene tres frentes, y el más importante es el de la fiambrería en sí, donde es posible abastecerse de quesos, salames y carnes curadas procedentes de Holanda, Argentina, Italia, España, Francia o Estados Unidos. “Tú llegas y compras fiambres a granel, que lo laminamos y fraccionamos en el momento. Acá todo lo volcamos a nuestra heladera para vender a granel, para que la gente tenga la experiencia de comprar en la tienda. Los chicos que están acá saben y pueden contar de lo que están vendiendo”.

PICADA FORMAGGI para 4 Personas (pican 6 personas) ($37.000)

Ese afán didáctico es algo que se refleja en su sitio web, donde es posible conocer más sobre distintos tipos de productos –tanto sobre sus respectivas cualidades gastronómicas como sobre su historia– y también en el segundo frente de la tienda: las Picadas. Estas tablas, pensadas en formatos de 2 a 8 personas, presentan una selección de quesos y fiambres –acompañados de aceitunas, frutos secos o panes– cuyo propósito está en el de introducir al cliente en el abanico de sensaciones y sabores propio de cada uno de los productos disponibles en el mesón. Sus precios oscilan entre los $18.500 (para 2) y $72.000 (para 8).

 

Bruno Salumería está instalado en las inmediaciones del sector de Plaza Las Lilas, en la encrucijada de Avenida Colón con Tobalaba, ha ido creciendo de forma incendiaria –a un 90% anual, aseguran– y aumentando su equipo de trabajo en una vida que comenzó poco antes del Estallido Social.

 

“Nuestro valor agregado es que tenemos piezas enteras que laminamos en el momento, y es muy distinto a degustar algo envasado al vacío. Los olores, las texturas y los colores son nuestro atributo”. En su tercer frente, la Salumería apunta a la perdición del chileno: los sándwiches ($6.000). “Acá sabemos que les gustan mucho los panes, y estos se pueden pedir para servir o llevar. Tenemos una dinámica más cercana a la experiencia que se puede encontrar en Buenos Aires, en Italia o en España –aunque ahí las salumerías son distintas– pero estamos inspirados en locales que nos gustan mucho de afuera”, apunta Ezequiel.

PICADA MISTA para 4 Personas (pican 6 personas) ($37.000)
BRUNO SALUMERÍA ofrece distintos tipos de sandwichs: El Nacional, Salame, Italianissimo y Crudo ($6.000 cada uno)
PUEDES LLEVAR en tus propios contenedores las compras a granel. Práctico y amigable con el medioambiente

“El sándwich es una puerta de entrada a probar cosas nuevas. Nos pasó que hay muchas personas que no conocen de lo que hacemos aquí, entonces la mejor forma es armar este tipo de oferta. Hay lugares en el mundo donde este tipo de sándwiches funcionan muy bien, y nos pareció buena idea para combinar. Incluso tenemos nuestra propia receta de pan y encontramos una panadería que nos abastece todos los días con focaccia y baguette”.

PRIMERÍSIMO PRIMERO

Ciertamente, el cruce entre fiambrería, picadas y sándwiches es toda una novedad en el mercado capitalino. Ello ha repercutido en el alto índice de fidelización. La llamada Picada del Mes se encarga de, precisamente, saciar tanto el paladar como la curiosidad. “Los clientes habituales confían en nuestras selecciones y en la combinación de ingredientes, por eso las Picadas tienen un valor agregado muy grande, así como nuestras recomendaciones”.

EMILIANO BARREDO
BRUNO BERTAGNO
EZEQUIEL AGUADO

La cultura de fiambres y quesos propia de la Argentina empapa inevitablemente la puesta en marcha de Bruno Salumería, y no en vano el negocio se jacta de haber desarrollado los procesos internos necesarios para lidiar con lo más complicado del rubro: poder superar la dificultad que presenta la manipulación de los productos y sus respectivos cortes. “Todos son distintos y tienen distinta manipulación de acuerdo con su vida útil. Hay algunos productos que no se pueden acercar a otros porque es necesario cuidar la contaminación; así como hay productos que se deben consumir antes que otros; no todos se laminan del mismo grosor ni se cortan todos los quesos de la misma forma”.

 

“Nuestro valor agregado es que tenemos piezas enteras que laminamos en el momento, y es muy distinto a degustar algo envasado al vacío. Los olores, las texturas y los colores son nuestro atributo”, explica Ezequiel Aguado

 

Ezequiel afirma que, por esa razón, decidieron ellos mismos ser quiénes atendían en un principio la Salumería, para poder abarcar y conocer todos los frentes y, posteriormente, ser capaces de poder enseñar los procesos desarrollados. Por supuesto, su bagaje fue un plus indiscutible. Bertagno trabajó muchos años en Nestlé como jefe de operaciones, Ezequiel desarrollando planificación comercial, y Emiliano viene del mundo de las finanzas.


“En Argentina tenemos una cultura de fiambres y quesos distinta, solo por el hecho de haber tenido mucho ganado siempre; y estas son las principales formas que se han tenido en la historia para conservar los alimentos. Además, hubo una inmigración muy grande española e italiana que plagó de recetas a Argentina; entonces, este modelo en Santiago y Chile no existe como tal. Y nosotros, como hombres de negocios, que nos definimos así porque estamos todo el tiempo haciendo negocios, encontramos una oportunidad de hacer algo que no había en Chile.”

MOZZARELLA Fior Di Latte ($2.000)
EN EL LOCAL DE ELIODORO YAÑEZ, también se puede tomar un café en grano
PICADA DEL MES, una selección que combina varios ingredientes cada mes

METERSE EN UN QUESO

Explotar un lugar donde no existía competencia anteriormente tiene, también, el anverso del noviciado: “Fue un camino donde la parte más peligrosa fue al principio, porque fue en el momento en que no sabíamos si a la gente le iba a gustar o no. Al ser los únicos, nos hemos encontrado con la posibilidad de educar y generar comunidad. Por eso nuestras redes sociales son orgánicas. Generamos contenido acerca de dónde vienen los productos, sobre su historia, origen; cómo se comen, contar por qué el cacciatore se llama así; y eso es parte de lo que queremos transmitir, que la gente tenga una experiencia”.

De esa forma, fue posible generar y mantener una identidad reconocible que ha permitido al negocio avanzar a una nueva etapa, intentando armar una nueva sucursal. Así, a comienzos de año intentaron abrir un local en Miguel Claro, “una fiambrería igualita, pero con vinoteca para combinar y armar un patio cervecero y un restaurante italiano de comida rápida; queríamos hacer pizzas y piadinas”, cuenta Ezequiel.

“Pero como somos argentinos tuvimos problemas al momento de sacar las patentes. Somos emprendedores y pymes, muy chicos, y esto lo hicimos sin pedirle plata a nadie. Era una inversión propia, son los ahorros. Lo nuestro es a largo plazo y estamos dispuestos a, cuando se cumplan cinco años y tengamos tres sucursales más, salir a ofrecer franquicias. Pero es difícil capacitar personas y que sepan de lo que hacemos”.

 

Al ser los únicos, nos hemos encontrado con la posibilidad de educar y generar comunidad. Por eso nuestras redes sociales son orgánicas. Generamos contenido acerca de dónde vienen los productos, sobre su historia, origen; cómo se comen, contar por qué el cacciatore se llama así; y eso es parte de lo que queremos transmitir, que la gente tenga una experiencia”, plantea Ezequiel Aguado

 

El éxito y crecimiento de Bruno tiene una ecuación aparentemente simple: “Acá hay un mensaje, un tono y una identidad que nosotros creamos, y que es lo que después termina valiendo dinero, y eso hubo que armarlo. Entonces prefiero, como esto me gusta y es nuestro, seguir haciéndolo así y no darle explicaciones a nadie. Como es nuestro, podemos, salvo que haya una propuesta superadora”.

Y esa oportunidad tiene ciertas características en la mente de Ezequiel. “Sería si nos vienen a buscar de un lugar en Vitacura que ya tiene las patentes de alcohol y de restaurante donde podamos plasmar un modelo como el que quisimos hacer en Miguel Claro –y para el cual tuvimos muchas trabas logísticas– y nos lo dejan hacer. Nosotros somos serios y nos interesaría hacer algo que nos genere un valor adicional”. Sin embargo, hay un ingrediente fundamental que no puede quedar bajo la tabla: “Esto es más que un Excel: esto tiene un montón de amor. Es un negocio como cualquier otro, pero procuramos hacer algo que nos guste mucho y aplicando nuestra expertise”.

 

Bruno Salumería

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