Victoria Bisogno
Invitación para disfrutar de Vitamina Té
La tea blender y sommelier argentina, destacada referente de la industria, publicó su más reciente proyecto editorial con el deseo de que la experiencia particular que ha tenido junto al té sirva para llevar bienestar gracias a una serie de prácticas posibles de incorporar en el día a día
La obra es un íntimo relato destinado a público general y fue terminada en plena pandemia, tiempo en que la experta también ha dedicado a renovar su oferta de cursos, respondiendo a la demanda y promoviendo así el papel del sommelier de té en una industria que avizora especialmente exitosa, más si se le da lugar a la labor de este profesional
La fundadora y presidenta de El Club del Té, Victoria Bisogno, presentó de forma online y ante más de 200 personas de diferentes países de Latinoamérica y España, su libro Vitamina Té: cómo mejorar tu vida a través del té. Se trata de una guía para usar la milenaria infusión como instrumento de bienestar a partir de prácticas de meditación y aromaterapia, entre otras.
Disponible en la web de El Club del Té y también en Amazon, el libro incluye contenido de interés general, a diferencia de Manual de sommelier de té o La alquimia del té, dos de las cuatro anteriores ediciones de la tea blender, mucho más técnicas y orientadas al aprendizaje. “Este es para cualquier persona que busque sentirse mejor, hacer un cambio, le guste el té o no. Es mi deseo que en el camino aprenda a disfrutar del té, se enamore, porque yo creo que cuando lo descubres no hay vuelta atrás”, dice Victoria Bisogno.
Destaca el sello personal de la obra, permitiendo conocer otra faceta de una mujer que se ha transformado en referente de la industria promoviendo la cultura del té, aportando en la formación de tea sommeliers y tea blenders, también creando su propia marca y la Técnica de Cata de Té, primera metodología fundamentada científicamente y enfocada en el análisis sensorial de la planta.
En las páginas de Vitamina Té cuenta cómo, frente a difíciles etapas de su vida, buscó ayuda en recursos como la meditación, el yoga y la psicoterapia, conectando estas instancias con la infusión: “Utilizarlo como herramienta de bienestar para otras personas creo que es mi misión en el mundo, ayudar a otros a mejorar su vida a través del té, como yo lo logré, con muchas otras herramientas, pero con el té como objeto de conexión”.
La autora relata que esta bebida fue clave en ciertas instancias de su vida, como cuando era muy niña e inició la costumbre de visitar a su abuela para compartir en torno a la preparación “Un momento mágico, de total fantasía donde aparecían mariposas y era mi momento de mayor felicidad, quedó tatuado en mí. Cada vez que la visitaba, nuestro ritual era tomar el té y eso me ayudaba a desconectar”. Algo similar ocurrió cuando, ya convertida en ingeniera informática y mientras efectuaba una auditoría, conoció a su marido, precisamente, haciendo un té. A su vez, asegura que inconscientemente buscaba esta infusión como refugio: “Cuando trabajaba como ingeniera tenía un cargo de mucha responsabilidad, llegué a ser subgerente de una compañía, responsable de toda un área de Latinoamérica y África, y en los momentos de estrés me preparaba un té, viajando mentalmente a otros países, me desconectaba”.
Como una especie de catarsis, comenzó a registrar su experiencia: “Me largué a escribir lo que salía de mi corazón, eso fue tomando forma y fui incorporando las meditaciones y prácticas a las que sumé el té. Las fui utilizando en mis cursos y la gente empezó a amarlo, el efecto era súper bueno, sobre todo, para la gente que venía estresada”.
Ante la emergencia de salud, cuando se decretaron los confinamientos, se hizo imperativo suspender las sesiones presenciales de El Club del Té, el 80 por ciento de la actividad en la academia. Entonces se generó tiempo y lo invirtió en crear actividades online. A su vez, sintió la responsabilidad de compartir la ayuda que recibió a partir de la infusión: “Veía que muchas personas estaban sufriendo; el impacto del encierro, todo el mundo estaba con ansiedad, incertidumbre, miedo a perder su trabajo. Esos primeros días estuve escribiendo entre 15 y 18 horas por día, me levantaba a las cinco de la mañana a escribir. Ya lo tenía muy avanzado, pero las últimas etapas de un libro son las más difíciles porque hay pulir y ordenar textos e ideas, yo soy muy perfeccionistas y suelo tardar mucho en sacar un trabajo nuevo…
Eran 12 y media de la noche, con toda la casa cerrada, pleno invierno, y apareció una mariposa. Si eso no es mágico… Empezó a revolotearme en la cara y fue a morir en la lámpara. Para mí, una señal de darle corte al texto pensando que esa mariposa no podía morir en vano.
Disfrutar de los pequeños placeres de la vida es parte de la ‘vitamina té’. Por eso para mí están importante el té, me permite conectar con el presente. Lo que hoy conocemos como mindfulness, el hacer las cosas con conciencia plena, era algo muy natural en el pasado, pero hoy tenemos que esforzarnos. El té requiere de esa atención, para que no se pase, no se ponga amargo, para poder realmente saborearlo”.
UNA INDUSTRIA PARA APOSTAR
Con casi cinco mil años de historia, según cuenta la leyenda, podría decirse que el té tiene filosofía y esta se expresa, por ejemplo, en la forma de prepararlo, con diferentes ceremonias en cada punto del planeta. Si nos quedamos en Oriente, además hay un nexo con ciertas religiones. Por ello, la primera parte de Vitamina Té habla de los fundamentos de la infusión, entendiendo que conocer su cultura lleva a comprender por qué es alimento para el cuerpo, la mente y el espíritu.
De la mano de aquellas características, además de sus propiedades de salud –antioxidantes, antiinflamatorias y relajantes, entre otros beneficios que incorpora también la medicina tradicional china–, parte de una generación de personas conscientes de la alimentación saludable está permitiendo que la industria del té está en franca alza. Así lo advierte Victoria Bisogno, quien agrega que al comenzar en el rubro hace casi 12 años, en Argentina había dos marcas de té y en España, un par o un poco más: “A medida que fui desarrollando El Club y me fui abriendo también al mundo –hoy somos una organización internacional con presencia física en seis países–, fuimos viendo el desarrollo y crecimiento no solo a nivel de consumo sino también de emprendimiento. Nosotros nos dedicamos a formar emprendedores, personas que quieren tener su casa de té o una tienda de té, gente que quiere dedicarse al té, y la cantidad de marcas y negocios que han surgido es increíble, hablamos de cientos solo en Argentina. Es brutal el crecimiento que está teniendo, y esto es en todo el mundo. Tiene mucho potencial la industria y lo dicen los números, leo mucho las proyecciones de evolución del mercado y todos los informes de acá a cinco años son super positivos, vaticinan crecimiento en los diferentes segmentos, ya sea producción, consumo. Es una industria por la que se puede apostar”.
EL IMÁN DEL TÉ
Las vivencias en torno a la infusión que Victoria Bisogno comparte en Vitamina Té podrían replicarse en restaurantes y teterías. ¿Cómo? “Preparando el té correctamente, en hebras. Tenemos que decidirnos por fin a salir del saquito. Es como si dijera que en un restaurante de alta gama se sirve vino en caja. En un buen restaurante sirven un buen vino y la gente lo paga, con el té todavía no está esa cultura, no todo el mundo está dispuesto a pagar lo que vale un buen té. Y ni siquiera lo piden porque lo asocian al saquito”.
¿Cómo solucionar aquello? “Creo que hay que darle tiempo a la industria. En Argentina, y yo creo que en Chile era igual hasta hace algunos años, el buen té no era un producto fácilmente disponible. Hoy, en cambio, hay cientos de marcas, puedes comprar té en hebras en tiendas dietéticas, en el supermercado, en un montón de lugares. En Europa sí ha habido siempre tiendas especializadas y más al alcance de la gente, pero en Latinoamérica es un producto que se está instalando no hace tantos años y creo que no está incorporado en el inconsciente colectivo ir a un restaurante y pedir un té en hebras, salvo que te lo ofrezcan y que esté en la carta. Por eso es tan importante el rol del sommelier de té. Y es que puedes tener un buen producto, pero si no lo ofreces, no sabes recomendarlo o hacer sugerencias acerca del maridaje, o no lo preparas adecuadamente y no tienes los utensilios adecuados, entonces no lo vas a poder vender”.
La tea blender destaca el buen negocio que puede reportar considerar esto, porque si bien es cierto que el té en hebras es más caro, para el servicio de hostelería resulta muy económico, ya que por taza se usan dos gramos, un gasto ínfimo con amplio margen de utilidad. Entender esto es clave afirma la experta: “Puedes multiplicar las ganancias cuando el costo no se multiplica de la misma forma”. A la par es importante que en restaurantes se incorpore el rol del sommelier, “es el especialista que sabe manejar el té, su compra, disponibilidad, selección, cata, maridaje y vajilla”, recalca Victoria Bisogno. La experiencia sensorial se multiplica cuando llega con una bandeja portando los utensilios necesarios para la preparación de la bebida, cuando se muestran las hebras y enseñan sus colores, las flores o frutas de la mezcla. Según la experta, “es una experiencia que no tiene punto de comparación y la pagas. Los hosteleros, los restaurantes que se den cuenta de esto tendrán una ventaja comparativa alucinante porque las personas vamos a los restaurantes para disfrutar, vernos con amigos, con la familia, y le té es un imán para reunir a las personas”.
NUEVOS PROGRAMAS DE FORMACIÓN
En la presentación de su libro, la sommelier invitó a los presentes a experimentar un poco de lo que llama ‘vitamina té, convocando a cerrar los ojos e imaginarse en un campo de cultivo de Camellia sinensis, una travesía personal y sensorial que muchos amantes del té hacen realidad cuando visitan alguno de los países productores de la planta. Victoria Bisogno sugiere lanzarse a esa aventura, tal como ella misma lo ha hecho en varias ocasiones, pero siempre después de haber cursado un programa de estudios: “Los viajes son importantes para el sommelier una vez que tiene los conocimientos técnicos, así comprenderá todo lo que observará, los procesos, ceremonias”.
Con una trayectoria de 12 años, El Club del Té brinda una serie de cursos para formación de sommelier, con sesiones presenciales y en línea, esta última, una modalidad que en la academia cuenta con nuevas instancias, por ejemplo, una clase de tres horas dedicada al té matcha y el curso Tea Blender dictado en dos meses. “Nunca lo habíamos dado online, me venía negando porque es muy vivencial, mi experiencia con los alumnos es muy cercana, incorporo muchas instancias sensoriales para que internalicen los conceptos y puedan perfeccionar las técnicas de blender, pero la gente nos pedía ese curso y estudié del tema hasta que encontré una forma”, cuenta la directora de la escuela.
Otros programas disponibles son los de Introducción al Té (de tres horas e ideal para iniciarse), Té y Salud, Sommelier de Té (de casi tres meses), Catador de Té (dos meses) y Oolong. En noviembre comienzan las clases online de Sommelier y Tea Blender, mientras que, para diciembre, se planea dictar en Buenos Aires el curso Tea Máster.
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