Es indiscutible que la sociedad y las marcas han asumido un gran cambio al visibilizar la diversidad sexual, incluyendo nuevos patrones estéticos y comprometiéndose a convivir en una sociedad de derechos y de libre expresión; pero estamos un paso atrás en relación a la oferta de espacios públicos, especialmente en el ámbito de la hotelería, muy pocos declaran su aceptación, ofreciendo espacios de convivencia sana y segura.

En Chile ya se habla abiertamente sobre diversidad sexual, se han estado adaptando las leyes, pero aún quedan temas prácticos sin resolver, quedan vacíos y preguntas sin responder, por ejemplo respecto a qué pasa en situaciones donde la comunidad LGBTIQA+ se relaciona en el espacio público, si es real la inclusión y si los restaurantes, hoteles, moteles, centros de diversión, de recreación, incluso gimnasios y centros deportivos, aceptan la diversidad y no los excluyen.

Tenemos que recordar que hasta la década de los 90 la homosexualidad era considerada una enfermedad por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y un delito por el Estado de Chile, pero hoy en día se firman compromisos gubernamentales destinado a mejorar la calidad de vida de la comunidad LGBTIQA+.

Como un espacio de convivencia, H777 invita a las comunidades y aliados LGBTQIA+ a que nos acompañen en nuestro llamado por la justicia y la equidad, así como para amplificar las voces que combaten la discriminación en todo el mundo, tratando de crear conciencia sobre los problemas actuales que aún falta por visibilizar para lograr una verdadera integración social.

En este contexto, se abre un tema que creen es importante conversar públicamente: el de la inclusión y, desde su propia experiencia, compartir los motivos que los llevó a poner en práctica uno de los desafíos más complejos que se nos presentan hoy como país y sociedad: presentarse como un espacio seguro para todos, sin distinción.

“Pensamos que este es un tema muy interesante para poner en el tapete y poder abordar de manera pública, ya que en plena lucha social por sumarse a la agenda política y mediática, y en la discusión de derechos humanos, hay muy pocos lugares que realmente lo aceptan”, sostiene una de las fundadoras Hotel 777, con más de 18 años de historia y que se mantiene a la vanguardia.

“Sorprende que aún seamos presa de muchos tabúes y prejuicios. Hoy en día estamos viviendo un momento en que convive la aceptación y la inclusión como discurso, por un lado  y por otra parte,  la violencia de personas que aún excluyen, estigmatizan o directamente maltratan a un segmento significativo de las personas. Las nuevas generaciones se sienten libres y dejaron de  esconderse”.

“En cuanto a nuestro trabajo de hospitalidad, nos dimos cuenta que incluso era tabú conversar sobre el tema y que no se estaba abordando abiertamente en la industria de la hotelería. Por eso decidimos declararnos un hotel sin prejuicios, un espacio seguro que acepta y le ofrece un espacio confortable y un trato amable a la comunidad LGBTIQA+, incluyendo a adultos mayores (+60) y con las comodidades básicas para personas con movilidad reducida”, concluye la heredera de una familia hotelera con experiencia e historia”, concluye.