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Marión Garín
Sommelier de Té y Tea Blender certificada por Tea Institute Latinoamérica y El Club del Té.
Con instrucción en la Ceremonia Japonesa del Té, otorgada por MOA Chile.
Asesora para la marca Kombuchacha y miembro del Equipo de Colaboradores de Tea Institute Latinoamérica.
Marión Garín
Sommelier de Té y Tea Blender certificada por Tea Institute Latinoamérica y El Club del Té.
Con instrucción en la Ceremonia Japonesa del Té, otorgada por MOA Chile.
Asesora para la marca Kombuchacha y miembro del Equipo de Colaboradores de Tea Institute Latinoamérica.
El estruendo del mundo
El impacto global del COVID-19 ha constituido una gran prueba para nuestra salud mental. En este escenario de incertidumbre, el consumidor actual busca productos que le permitan combatir los efectos del estrés. ¿Qué papel puede desempeñar el té en una situación como esta?
Ad portas de concluir este curioso año, resulta interesante dar una mirada retrospectiva y leer la proyección de tendencias globales de consumo que realizó la consultora Euromonitor International en enero pasado. Y es que, con precisión digna de un oráculo, esbozó diez lineamientos que se manifestarían durante 2020 en las decisiones de compra de las personas. Estos se refieren a variados temas, tales como la aceptación de la inteligencia artificial en nuestra cotidianidad o la necesidad de obtener contenido publicitario más relevante en menos tiempo, entre otros.
De todas ellas, hay una corriente que llamó especialmente mi atención por su vinculación con el té y además porque es de largo plazo. Se trata de la tendencia llamada “Cuidando de mí mismo” y consiste en establecer el alivio de la ansiedad como un problema del consumidor que necesita soluciones de mercado. Según refiere la agencia, estadísticas de la OMS sostienen que uno de cada cuatro adultos en el mundo desarrollado sufre de ansiedad, pero menos de la mitad recibe tratamiento. Ello ha motivado que los consumidores busquen productos que favorezcan su bienestar emocional. Por esta razón, las marcas han comenzado a utilizar la botánica en un sentido funcional, como ocurre en el caso del té Matcha.
Sin embargo, dejando de lado los efectos medicinales omnipotentes que algunos confieren al té, sí es efectivo que sus notas aromáticas interactúan con nuestra memoria olfativa, la cual genera información emocional y evoca recuerdos a partir de los compuestos químicos captados en el ambiente por el sentido del olfato y procesados en estructuras del sistema límbico, también llamado “cerebro emocional”. De ahí el aumento de fragancias que imitan aromas de la naturaleza para promover determinadas emociones en los usuarios. Y es aquí donde el té puede jugar un papel muy interesante.
Los diversos procesos productivos que atraviesa la Camellia Sinensis en su camino a transformarse en té, generan en ella reacciones químicas en que determinados precursores originan cientos de compuestos volátiles. Estos se liberan en la infusión, constituyendo notas aromáticas que podemos identificar en la bebida y sus hojas humectadas. Por supuesto que el abanico odorífero que emerge en cada té es diverso, pues dependerá de factores tan variables como el cultivar utilizado, el terroir y etapas cruciales como el marchitado y la oxidación. Así se construyen los perfiles organolépticos, constituidos por categorías de notas de distinta índole (como vegetales, frutales o florales, por mencionar algunas) y que son claramente apreciables cuando realizamos una cata profesional.
Sin embargo, no es necesario moverse en el plano técnico para disfrutar de esta riqueza olfativa. Basta con una simple degustación hecha con el ánimo dispuesto y suficiente concentración. Pero, además, si tomamos la decisión de extendernos al ámbito de los “tea blends” o mezclas de té, el abanico sensorial se expande con la aparición de frutas deshidratadas, flores, raíces, especias, hierbas y esencias aromáticas.
Todo este microcosmos que existe en torno a la Camellia Sinensis, y que implica la utilización plena de los sentidos en la evaluación y la complacencia, puede ser una gran herramienta para contribuir a aliviar la necesidad emocional del consumidor actual. El informe de Euromonitor señala que este busca desestresarse por medios naturales y divertirse al mismo tiempo, en la búsqueda de una felicidad holística. Y la experiencia del té calza perfectamente en este lineamiento, ya que en ella la memoria olfativa es crucial.
El comercio nacional actual ofrece una gama de productos cada vez más amplia, destacando la oferta de tés puros de alta calidad, así como el crecimiento exorbitante del rubro de los tea blends. Todo ello está destinado a un amante del té ávido por disfrutar y generar espacios de calma. Es curioso, pero tal vez esta infusión ha sido desde hace muchos siglos una representación de la tendencia “cuidando de mí mismo”. No olvidemos las palabras atribuidas a T'ien Yiheng, sabio chino del siglo VIII: “bebemos el té para olvidar el estruendo del mundo”.
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