El Cocinero se define como el ejecutor del arte culinario, es quien cocina. El Chef es un cargo, deriva del francés “Chef” que significa “jefe”, por ende, tiene gente bajo su responsabilidad. Los estudiantes se preparan para ejercer profesionalmente, y los aficionados disfrutan preparar generosas meriendas, practicar recetas y compartir al mundo su gusto por la buena comida (como un buen Foodie).

Si bien los 2 primeros se enfocan en la cocina Profesional, el tercero se entrena y el último apunta en disfrutar. Perfectamente podemos estar de acuerdo que todos encuentran pasión por lo culinario. Pero un quinto personaje entra y es el Gastrónomo: este dice ser estudioso de la gastronomía incluyendo sus ramas afines.

            Recordemos que Gastronomía se define como el estudio de la alimentación del hombre en relación con su entorno, o también con todo lo concerniente a la nutrición y alimentación del hombre. Usando ambas definiciones encontramos que no se refiere a la acción de preparar alimentos, si no más bien de comprender para quien, por qué y con qué fin son preparados. Pues esa persona que realiza esas acciones es el Gastrónomo. Deduce por qué la gente según su territorio consume sus productos, cómo es que la ciencia interviene en la preparación, planificación, conservación y almacenamiento de los comestibles, como también la influencia del balance nutricional en las recetas. Cada operación puede ser asesorada por un experto en el área, como administradores, científicos o nutricionistas. Ya vamos entendiendo que el gastrónomo reúne y enfoca esas disciplinas para entender el humilde fin de la alimentación.

            Si el cocinero es quien cocina, el gastrónomo analiza y piensa por qué motivo se debe preparar este alimento y con qué fines. Basta con analizar cuáles son las necesidades del rubro. Obviamente necesitamos gente que haga el oficio de la cocina (y aún hay demanda) pero se requiere también gente que piense, que solucione problemas y realice propuestas. Por poner un ejemplo: muchos pueden hacer un bizcocho, pero solo muy pocos logran “diseñar” uno que sea resistente a congelación, tenga buena capacidad de absorción de líquidos, mantenga una estructura uniforme ¡y sea capaz de estandarizarlo!

            Y ¿cómo uno se vuelve gastrónomo? Aunque no hay universidad o instituto que imparta este título, el estudio autodidacta puede lograrlo. En primer lugar, se debe tener una base esencial de conocimientos culinarios, y luego reforzar estos con libros, cursos o en conversaciones con expertos que traten los temas, entendiendo que hay varias especialidades: se complementa con agronomía, biología, física, química, relaciones públicas, administración, diseño, arquitectura, nutrición. Múltiples alternativas que nos dan respuesta de cómo y por qué nos alimentamos y como estos influyen. No se trata de estudiar una “Ingeniería en todo” pero si comprender lo esencial de cada sector, digerirlo y relacionarlo con el mundo culinario.

            Dentro del conocimiento que complementa este pack, en la actualidad es importante que además de lo anterior, maneje conceptos de Sustentabilidad Culinaria, primero entenderlo y después la factibilidad de ejecutarlo. Sin olvidar que nuestro país apunta a alimentaciones saludables, conscientes y generando la menor cantidad de desperdicios. Son proyecciones para las cuales debemos estar preparados.

            Entonces, ¿Podemos ser gastrónomos? ¡Lógico! No se limita si uno es profesional o aficionado. Pero si debemos exigirnos tener los fundamentos y conocimientos de base para poder ejecutarlos o enseñarlos. Perfectamente un Chef o Foodie puede tener ambos aprendizajes y ejercerlos de tal manera que beneficien su diario quehacer, y este lo motiva a querer aprender más y ser reconocido entre su entorno. Promoviendo la cultura y expandiendo esta noble causa a que todos conozcamos más, y sientan la curiosidad por aprender.

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