Un té en pandemia
A casi dos años de la llegada del Covid a Chile, la adaptabilidad se ha hecho una constante en nuestras vidas y por cierto en el mundo del té. Hemos sido testigos de cómo muchos emprendimientos bastante consolidados en este rubro han sufrido los efectos de encierro obligado y que, no en pocos casos, ha implicado reinventarse o incluso cerrar sus puertas, lo que esperamos sea solo por un tiempo. Mientras tanto, el té se ha tomado las redes.
Ya forma parte de nuestras vidas el comprar online y recibir productos en sistema delivery. Se extraña, entonces, poder entrar a una tetería o tienda de té a elegir y degustar variedades nuevas y reencontrarse con aquellas que son nuestras preferidas.
Cuando partí mis artículos en esta revista les comenté que somos un país que consume en promedio 600 tazas de té per cápita anualmente, por tanto es lógico pensar que somos muchos los amantes de esta bebida milenaria los que hoy nos sentimos un poco huérfanos al no poder aplicar la experiencia sensorial a la hora de comprar, sobre todo al elegir un blend creado por una determinada empresa, que nos invita a descubrir su sello, o celebrar la llegada de una variedad poco usual en nuestro país.
Sumamos a ello, el cambio climático poco ayuda, pues muchas plantaciones este año, por ejemplo Darjeeling no ha podido igualar su producción de 10 mil toneladas que fueron normales por mucho tiempo y hoy llegan a poco menos de 7 mil toneladas este 2021, ni cosechar su First Flush este año; o Assam que siendo considerada una de las regiones más húmedas del mundo, sufrió sequías nunca antes vistas lo que impidieron cosechar más de tres días a la semana porque no se alcanzaba a obtener brotes suficientes para hacerlo durante todos los días de la semana. Recordemos la importancia del Terroir del Té que radica principalmente en Clima, además de topografía y geografía, entonces si pensamos que las estaciones se vuelven inexistentes, claramente no son buenas noticias.
Siendo este mi último artículo después de cuatro años colaborando a esta Revista, quiero despedirme rindiendo un homenaje a todos ellos: a los que han podido sostener sus negocios y a aquellos que no lo lograron y que cerraron sus puertas (aunque esperamos no sus sueños); a las plantaciones que han debido hacer esfuerzos enormes por seguir trayendo a nuestra mesa un té de calidad y acompañarnos en momentos de encierro obligado y finalmente a los recolectores que, en el momento de seleccionar las hojas, dejan un poco de su vida e historia en cada brote.
Té, The, Tea, 茶 Chá, चाय Chaay, お茶 Ocha y tantas otras formas de llamar a esta delicada infusión nacida de un árbol perenne llamado Camellia Sinensis que nos unió durante todas estas ediciones, retroalimentándome también con su cariño y acogida, compartiendo esta pasión que compartimos. Ya nos volveremos a encontrar en este camino del Té. Estoy segura que vendrán tiempos mejores.
Etiquetas: Claudia Pérez - Opinión - Organizadora de Eventos - Sommelier de Té - Té