Coctelería Criolla:
COCTELERIA CRIOLLA
El primer compendio de tragos chilenos que combina recetas con historia
Es un recorrido original a través de brebajes que transportan desde la colonia hasta la época actual, convertidos hoy en protagonistas de celebraciones propias de la cultura criolla Una lectura entretenidamente instructiva destaca en este nuevo manifiesto, que se presenta como una verdadera investigación patrimonial.
“UN ACTO DE JUSTICIA”, es la singular definición del líder del movimiento guachaca Dióscoro Rojas, para referirse – en la contratapa – a este inédito manifiesto que retrata una verdadera investigación patrimonial, versada en el origen y amenizadas anécdotas alrededor de un recetario de 37 tragos, característicos de la cultura festiva y picardía del chileno.
La guía Coctelería Criolla nace de la idea original y dirección de la periodista Camila Sáez Ibáñez, un trabajo en conjunto con su esposo y colega Pablo Durán Vallejos, a cargo de la investigación, redacción y edición. Una iniciativa que es parte de la primera generación de beneficiados por la nueva línea de Gastronomía y Arte Culinario, financiada por el Consejo Nacional de la Cultura y Las Artes.
“Mi interés por la gastronomía parte cuando trabajé en revista Wikén. Ahí me di cuenta que había preocupación por hacer un rescate de las tradiciones, las recetas y los productos chilenos, pero no pasaba lo mismo con la coctelería. Estaba siempre en un segundo plano y se nombraba como acompañamiento, es decir, no tenía un rol principal”, dice Camila.
Es un viaje por nuestro Chile, a través de brebajes que resaltan tradiciones puras de zonas rurales y también de la esfera citadina, de otros que con el tiempo se han convertido en infaltables en las celebraciones, como el Cola de Mono, el Terremoto y la Piscola, y algunos capaces de transportar al pasado casi resistiéndose a ser olvidados, como la Chupilca y el Pichuncho.
La publicación incluye un repertorio principalmente seleccionado en cocteles, ponches y licores – la mayoría destacando su origen criollo –, y algunas preparaciones sin alcohol. También reúne exponentes como el Enguindado – original de España –, que han adoptado un sello propio a lo largo del territorio nacional. “Beber y celebrar con estos tragos es una costumbre muy chilena. Lo importante de la guía es resaltar el carácter popular, de hecho la mayoría de los tragos mencionados en esta, como el Pihuelo, la Malta con Huevo, el Jote, son preparaciones que surgieron en parte para arreglar otros brebajes para mejorar el sabor. Algunos se bebían pensando en recomponer el cuerpo, o para soportar las largas jornadas de trabajo en el campo. También el uso de ingredientes como la harina tostada y las frutas de estación, como el melón, para ser combinadas con bebidas tan nuestras como el pisco, el aguardiente y el vino, que demuestran además son tan mestizas como nosotros mismos, al ser una mezcla entre mapuches y españoles”, señala la periodista, actual colaboradora del diario La Segunda.
DESENTRAÑAR LA HISTORIA DE CHILE
“Es un anecdotario completo, agradable, muy bien vestido y también con mucha ambición”, asegura el periodista Carlos Reyes, crítico gastronómico y autor del libro “Viaje al sabor”, durante el lanzamiento de la primera guía de Coctelería Criolla celebrada en Confitería Torres, el restaurante más antiguo de Chile, que ha albergado a importantes personajes de la cultura patrimonial y gastronómica del país, y la inspiración de muchos de los tragos destacados en el libro editado en versión español-inglés.
“Es una base que va a servir para que muchos investigadores, incluida Camila, lo consulten, amplíen y discutan. Una iniciativa notable, porque lo que hay en esta guía es un trabajo donde se reúne la investigación en terreno, que no sólo alberga cocteles, tragos y brebajes de la tradición campesina, sino también de la tradición urbana contemporánea”, explica Reyes.
De alguna manera este libro es una línea base. “Sabemos dónde partimos, pero no adónde vamos a llegar. Sería una buena idea, en caso de llegar a vender todo el tiraje de esta edición, una segunda que se ampliara más hacia tragos característicos en regiones. Teniendo más tiempo podríamos averiguar más profundamente acerca de ellos”, indica Pablo Durán.
La idea que sea una guía bilingüe, es para hacerla accesible a todo público. “Quiero que cualquier persona la pueda leer. Que reconozcan en la guía los tragos que han bebido, y también los que consumían sus antepasados. Mi meta es que quien la lea, entienda que todo lo que ahí aparece es algo arraigado en nosotros los chilenos”, dice finalmente Camila Sáez.
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