Hotel Boutique Puramar:
Hotel Boutique Puramar
Vivencias de alto nivel frente al mar
• EMPLAZADO EN PLENO BORDE COSTERO DE LA LOCALIDAD DE CURANIPE SE ENCUENTRA PURAMAR, UN HOTEL RODEADO DE PAISAJES, RESERVAS Y PARQUES NATURALES. COMPROMETIDO CON EL MEDIO AMBIENTE, PROMETE SER LÍDER EN SERVICIO, EXPERIENCIA Y CALIDAD.
MARCO MÉNDEZ CONOCÍA EL LUGAR Y LE AGRADABA, no sólo por su tranquilidad, también en términos geográficos y gastronómicos. “El problema era que, al menos para mi gusto, no había un buen punto donde alojarse ni dónde comer”, dice Méndez, dueño y director ejecutivo de Hotel Boutique Puramar, en Curanipe, sede de la municipalidad de la comuna de Pelluhue, provincia de Cauquenes, región del Maule.
“La oportunidad apareció cuando esta área se puso a la venta, y la compré pensando en hacerme una casa. A lo más, otra al lado para mis amigos”. Méndez se ha movido en el mundo de los negocios desde los 16 años. Ha tenido altos y bajos, pero sabe que lo suyo es tener empresas propias. Así fue como buscando descubrió este lugar. “Me di cuenta del potencial y de la poca oferta de servicios, la evolución turística y el desarrollo de la enología”. Lo anterior, complementado con la experiencia de Marco como viajero exigente, hizo gatillar este proyecto que finalmente se concretó luego de muchas conversaciones, y que hoy lleva poco más de un mes abierto luego de su inauguración oficial, el pasado 15 de marzo.
En ese terreno, lo que existía era una hostería. Méndez señala que “mi objetivo era llenar una necesidad, tener un proyecto gastronómico unido a la hotelería. Me entusiasmo con las cosas que hago, vivo para disfrutar y soy muy detallista. Eso quise proyectar”. En términos profesionales buscó un espacio distinto a lo común, en el cual pudiera desarrollar una oferta que cumpliera con las expectativas transversales, abarcando todos los nichos con conocimiento.
EL HOTEL
Aunque comenzaron con un plan de arquitectura, este no representó lo que Méndez quería. Entonces él y otros dos arquitectos diseñaron y plasmaron la idea. “Con un constructor analizamos cuál era la mejor manera de integrarse al mar, pues queríamos rescatar la amplitud del entorno. La edificación que estaba antes, de 800 m2, era sencilla pero tenía una construcción muy firme: aguantó el terremoto y tsunami de 2010”. Con el hotel llegaron a 1.450 m2 en la primera etapa, pero se dieron cuenta que se podía hacer muchas más cosas subterráneas o en diferentes lugares, y de esta forma aprovechar más metros cuadrados.
El público es variado. En el poco tiempo que el hotel lleva habilitado, ha recibido a familias de otras regiones, gente de zonas cercanas, surfistas, empresarios. “Por lo demás, necesitaba un tema que me hiciera más sentido, y el vino, en este caso, cumple ese rol, es el eje desde donde se mueve el proyecto. La industria del vino mueve una cantidad impresionante de recursos. Esta costa tiene mucho potencial en relación a las viñas, que son el nicho que también queremos abarcar”. Lo que ocurre generalmente, cuando vienen los inversionistas extranjeros de las viñas, es que los pasean y les muestran todo, vuelven a Santiago o se quedan en Talca. “La diferencia es que queremos que se queden, que disfruten, y que después de las visitas corporativas que tengan que hacer aprovechen, y finalice todo con un descorche”, explica Méndez, quien agrega que cuando las viñas son clientes, claramente un vino de esa marca está presente.
CAVA PURO TINTO
Puro Tinto es el nombre de la cava del hotel, que tiene 800 etiquetas de todas las cepas, y ocho mil vinos de los más distinguidos del mundo en inventario, aproximadamente. “Con ese nombre me llaman mis amigos, responde a mi gusto, pasión y ganas por este tema. El proyecto es importante para mí, reúne mis intereses y estilo de vida. Por lo mismo el nombre del hotel es sencillo, muestra lo que realmente hay acá: Puromar”. Guardan casi 700 tintos, más de 75 blancos y 50 tipos de espumantes. La roca que rodea la cava llora con un 85% de humedad, por lo que el vino se mantiene a temperatura constante, entre ocho y 14 grados que, según Méndez, es lo ideal. “Además de catas, maridajes y conversaciones, se puede comprar botellas de vino. Eso sí, cuando las tomamos acá, se sirven a 12 grados máximo. Tomar el vino frío tiene infinitas cualidades”.
En Hotel Puramar pretenden deleitar con vivencias de alto nivel. Paralelo a las actividades relacionadas con el vino, incluyen otras. “Nuestro encargado de turismo ve las entretenciones externas, como cabalgatas, surf, kayak, trekking, paseos a la caleta. Como tenemos vans y camionetas de acercamiento, llevamos a los pasajeros donde elijan”. Méndez quiere que cada persona que se aloje “goce, se sienta cómodo y como en casa”.
Lo anterior le da sentido a las comodidades que ofrece el hotel. “Hay dos hot tubs, uno para seis personas y otro para 14. La idea es reservarlo, para que así alcance la temperatura adecuada. Los manejamos en 40 o 45 grados, y la mayoría de las veces demora cinco horas”. Méndez indica que cuentan con una piscina que se mantiene temperada, entre 28 y 32 grados, para los días de verano, aunque explica que el viento se frena, pues el hotel está ubicado entre dos rocas.
Puramar ofrece 11 habitaciones dobles, de las cuales ocho tienen terraza. Hay tres departamentos dúplex, y cuatro villas con capacidad para 12 personas máximo. Todos los tipos de alojamiento gozan de una vista privilegiada al mar. “En todas las habitaciones hay sábanas y mantas 100% algodón, y los colchones son los mismos de un hotel en Ámsterdam. Una vez que fui, dormí en ellos y fueron los mejores que había probado en mi vida. Conseguí el contacto y los traje”. Las lámparas, el porcelanato y otros materiales de la decoración son importados, y los muebles de madera noble fueron diseñados por maestros locales. “Esto también ha generado aceptación por parte de las autoridades. Nos hemos preocupado de ser sustentables, y de limpiar la playa, porque cuando llegamos estaba muy sucia”.
El Puramar tiene iluminación led, y algunas luces son solares. Además en las dependencias purifican el agua y la gasifican. “No la vendemos a terceros, es para producir menos botellas, y las que tenemos las reciclamos, tal como hacemos con la basura orgánica”. Continuando con el tema sostenible, el hotel tiene una planta de tratamiento de aguas – única en el borde costero – que queda apta para el riego. “Bajo tierra tenemos bodegas para aprovechar el espacio al máximo. También creamos una sala de conferencia, pensando en las necesidades de uno de los nichos al que queríamos apuntar”, dice Méndez.
GASTRONOMÍA
El hotel cuenta con dos bares – que ofrecen una buena y variada coctelería – y dos restaurantes, para así dar más posibilidades a los huéspedes. Uno es el Puramar, que combina lo mejor de la tierra y el mar de Chile: ofrece platos nacionales e internacionales, y bebestibles para explorar. La diferencia con La Terraza, es que este último está más enfocado a la parrilla y los clásicos antojos. “La gastronomía es uno de mis hobbies. Desde que comienza el día, la alimentación es fundamental. En el hotel tenemos un desayuno continental, que viene incluido en todos los tipos de alojamiento. Para el almuerzo y cena tenemos una carta variada, con productos para personas con alergias alimentarias, y siempre frescos”. Marco Méndez señala que se abastecen del sector, como también de otras regiones, considerando el fuerte de cada lugar.
El empresario cuenta que partieron con cartas intensas que tenían un montón de opciones. “Eran enredadas, en cambio ahora la carta es simple, amplia y personalizada. Tenemos pescado, carne, pollo, cordero; también incorpora platos para celíacos, veganos, para niños, y pizzas de hornos italianos. En ocasiones les preguntamos a los clientes qué quieren comer o tomar, y si es que no lo tenemos y se puede traer, lo vamos a comprar”. Con respecto a los postres, “he diseñado algunos y les he agregado vino. Han sido todo un éxito. Me encanta participar de las ideas, procesos y resultados”.
Este proyecto podría ser el inicio de otros que están en la mente del empresario, y no sólo en términos de alojamiento. La idea es abarcar la parte social, para retribuirle a la costa lo bien que lo han recibido y aportar a la educación de la zona. “Es un deseo familiar que siempre ha estado en nuestro plan. Poder invertir, y así apoyar a los niños desde su primera etapa, aprovechar todo lo que tienen como recurso, crear una escuela y rescatar los oficios que provienen de acá. El tema del servicio está recién empezando”. El dueño del hotel dice que en esta parte costera van a ir apareciendo cada vez más hoteles y que el turismo se acrecentará, por lo que una escuela que satisfaga ese nivel haría falta, y en Puramar están dispuestos a prestar las dependencias para que profesores y tutores nacionales o internacionales se hagan parte, tanto en cocina como en servicio. “Además de talleres de carpintería, por ejemplo. Los niños no están incentivados con eso, pero se podría hacer mucho. Sin ir más lejos, las mesas del comedor de Puramar están hechas por maestros de la zona”.
Marco Méndez lo tiene claro: “Se puede tener una buena hotelería con mala gastronomía, o una buena hotelería con mal servicio. Ese es el desafío, lograr la calidad en un equilibrio de temas. Creo que poco a poco lo hemos ido logrando”…
Hotel Boutique Puramar
- Camino a Pelluhue km. 2, Curanipe
- Teléfonos: (+56-42) 250 0510 - (+56-9) 6468 4114
- Reservas: reservas@puramar.cl
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