Dilmah rompe el sesgo
En un mundo que presenta desafíos sociales y medioambientales de índole crucial, Dilmah nos plantea que los negocios son una razón de servicio humanitario. Revisemos en qué consiste esta idea y cómo repercute en la posición de las mujeres dentro de la industria del té.
En marzo de 2022, el Día Internacional de la Mujer se articuló sobre la campaña “break the bias” (“rompe el sesgo”), un llamado a dejar de lado la estereotipación de las personas y la discriminación. Por su parte, la empresa Té Dilmah, originaria de Sri Lanka, se sumó a la consigna con un video en sus redes sociales, añadiendo un “with kindness” final (“con amabilidad”), muy en sintonía con la línea valórica de la marca, que llama a terminar con la desigualdad desde la bondad.
Y es que el contexto en que nació esta compañía ha estado repleto de desafíos humanos que implican romper múltiples sesgos en orden a lograr una sociedad más inclusiva. Y una gran parte de esas problemáticas tiene que ver con el rol de las mujeres en la industria del té de ese país.
LA FAMOSA ISLA DE CEILÁN
Sri Lanka es una isla ubicada en el Océano Índico, al sudeste de la India, y en ella la producción del té es una de las actividades económicas clave a nivel nacional. Sin duda nos resulta más familiar cuando la llamamos Ceilán (Ceylon), que es su nombre colonial, pues de ella proviene el clásico “té Ceilán” que ha estado presente por décadas en las mesas chilenas.
Para comprender la fisonomía de su industria del té debemos remontarnos hasta comienzos del siglo XIX, época en que los británicos la colonizaron y destinaron sus tierras al cultivo del café. Sin embargo, en la década de 1860, el hongo Hemileia Vastatrix infectó los cafetales haciendo inviable su recuperación. Como a esas alturas ya se habían introducido de forma aislada en la isla algunas plantas de té provenientes de jardines indios, se produjo la reconversión hacia este cultivo, siempre bajo el control preponderante de los colonizadores. En su libro World of Tea, la historiadora Jane Pettigrew relata que hacia mediados de 1890 la mayoría de las plantaciones de té eran de propiedad británica, con mano de obra proporcionada por los tamiles, quienes habían trabajado previamente en las plantaciones de café (World or Tea, J. Pettigrew, 2018, pág. 400).
Dentro de las actividades de MJF Charitable Foundation, se encuentra el Women’s Developement Programme (Programa de Desarrollo para las Mujeres), que busca desafiar los estereotipos de género
LA MANO DE OBRA TAMIL
Si bien en Sri Lanka existe un grupo étnico tamil local, se ha hecho una distinción histórica respecto de los “tamiles indios”, originarios del estado de Tamil Nadu en India, quienes fueron llevados por los británicos a la isla durante el siglo XIX para trabajar en las plantaciones de café, en condiciones de dura servidumbre. Cuando el negocio del café fracasó, permanecieron en el país trabajando en las plantaciones de té, en idénticas malas condiciones. En 1948, cuando la nación se independizó, se vieron en una situación muy difícil, pues no se les reconoció el estatus de ciudadanos, lo que contribuyó a su marginalización. Con el paso de las décadas, una parte de ellos fue repatriada a India, mientras que otros fueron reconocidos como ciudadanos esrilanqueses de forma paulatina. A pesar de esto último, quienes fueron absorbidos por el país se han situado en la base del escalafón social hasta el día de hoy, y en particular las mujeres se han dedicado a la recolección manual en las innumerables plantaciones de té de la isla, viéndose en una situación muy precaria en cuanto a sus derechos laborales y beneficios salariales.
UN CAMBIO DE PARADIGMA
Desde su creación en 1988, Dilmah se basa en la filosofía de su fundador, Merrill J. Fernando, resumida en la frase “business is a matter of human service” (“los negocios son una razón de servicio humanitario”). Su gran innovación consistió en desafiar el esquema de negocios colonial que imperaba en la industria del té nacional, en el cual el mayor margen de ganancias se producía fuera del país. Se decidió entonces a crear una marca de té empacado en origen, de cosecha manual y producción ortodoxa, de manera tal que la adición de valor se produjera en la isla y el impacto económico resultante fuera en beneficio de ella.
Ese es el espíritu de la marca, de cuya columna vertebral comercial nacen dos entidades benéficas, financiadas con un porcentaje de la venta del té Dilmah: MJF Charitable Foundation, fundada en 2003 y enfocada en el ámbito social; y Dilmah Conservation, creada en 2007 y dedicada al cuidado del medioambiente.
SUSTENTABLE Y SOSTENIBLE
Si bien con esto pudiera pensarse que la marca es sustentable, lo cierto es que ha ido más allá posicionándose como sostenible, mediante la implementación de una estrategia permanente que busca no sólo la preservación y regeneración medioambiental, sino también el desarrollo social y cultural de las personas involucradas en la industria local.
Esto se traduce en la implementación de programas educativos y sanitarios destinados a los trabajadores del té y sus familias; iniciativas como la de ser Carbono Neutral desde 2017 (con la meta de ser Carbono Negativos para 2030); la reconversión de su packaging hacia elementos compostables y reciclables, entre muchas otras medidas que pueden conocerse en sus plataformas digitales.
Desde su creación en 1988, Dilmah se basa en la filosofía de su fundador, Merrill J. Fernando, resumida en la frase “business is a matter of human service” (“los negocios son una razón de servicio humanitario”)
DESARROLLO PARA LAS MUJERES
Dentro de las actividades de MJF Charitable Foundation, se encuentra el Women’s Developement Programme (Programa de Desarrollo para las Mujeres), que busca desafiar los estereotipos de género, así como educar e inspirar a las mujeres para desarrollar sus propios negocios, enfocándose en aquellas pertenecientes a comunidades pobres y marginalizadas de la isla, a quienes se les enseña diversos oficios para ayudarlas a incrementar sus ingresos y alcanzar así condiciones de vida dignas.
UN TÉ CON ALMA
La relación del ser humano con la tierra genera múltiples interacciones que requieren especial atención. Por eso es interesante ver cómo Dilmah aborda estos aspectos, ocupándose de crear un respaldo ético para la producción del té.
Desde la marca hablan de “un té con alma”, para transmitir que se trata de un producto de alta calidad, cosechado a mano y empacado en origen, con el fin de conservar su frescura y sabor óptimos.
En este mes dedicado a la reflexión sobre los desafíos sociales de las mujeres, resulta esperanzador contemplar esfuerzos por disminuir la brecha de desigualdad generada por la interseccionalidad de un grupo humano que lucha por superar la pobreza y la marginación. Es ahí donde el alma de un producto se puede contemplar en acción y donde cobra mayor valor para todos aquellos que queremos cambiar el mundo, una taza de té a la vez.
Te Dilmah en Chile
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