1550 VINO Y COCINA
Un nuevo lugar que rápidamente se inserta en la esfera gastronómica penquista, donde el valor hacia los productos representativos de la zona y el servicio de excelencia son sólo parte de su característica. Un espacio de desprendida calidez, cuyo concepto es comer sabroso, beber vinos insuperables y, sobre todo, pasarlo bien.
1550 NO SÓLO ES EL NOMBRE de este recién estrenado restaurant, es un singular tributo al año en que oficialmente se decreta la fundación de Concepción durante la estrategia de ocupación territorial del naciente Reino de Chile, escogiendo para estos fines a la Bahía de Concepción, lo que hoy es la ciudad de Penco – que más tarde se traslada a su actual asentamiento, el Valle de la Mocha –. Pero aún hay más: es el reconocimiento a la misma época en que llegan las primeras vides a Chile precisamente a la región del Biobío, es decir, el origen del vino chileno.
Así, 1550, Vino y Cocina, es un espacio que destaca en la oferta culinaria penquista, con una propuesta cimentada en preparaciones representativas de mar a cordillera, con tintes de comida casera y sólo usando productos identitarios, todas posibles de ser armonizadas principalmente con vinos elaborados de cepas centenarias asentadas en la zona. Una idea puesta en marcha en agosto de este año, que reúne la notable expertise de sus tres socios, el chef Felipe Macera, el sommelier Héctor Riquelme, y Barry Cruces, administrador del lugar.
El restaurant, ubicado en San Pedro de la Paz, de entrada sorprende con una decoración atrayente, siempre haciendo un guiño a la región penquista. Aquí es donde destaca un gran dibujo, casi como un mapa que retrata diversos hitos característicos de ese territorio, “mostrando a Yumbel, la cordillera, Isla Mocha, a los mineros, el río Biobío, las nalcas, el chancho, y diferentes cosas cotidianas presentes en el año de la fundación de Concepción”, dice el chef Felipe Macera, oriundo de Talcahuano y docente por más de 11 años en Inacap Concepción.
El espacioso primer piso está habilitado para 70 comensales, mismo lugar que destaca por sus detalles que recuerdan su estrecha relación con los vinos de la zona: individuales que enseñan los nombres de cepas originarias, corchos que indican la reserva de la mesa, una repisa con decenas de etiquetas vinos de pequeñas producciones, cajas de vinos que decoran las paredes, por mencionar algunos.
El chef Felipe Macera, con estudios en el Basque Culinary Center de España, conocedor de la gastronomía de países como México, Perú, EE.UU, Australia, entre otros, ha elaborado la carta compuesta por veinte platos distribuidos en las categorías Para Compartir y Principales. En la primera son imperdibles los embutidos elaborados por él y su equipo de cocina: queso de cabeza y arrollado de cerdo; también una malaya de cerdo con queso y tomate fundido. “Las ostras frescas, los choros araucanos y los pebres de la costa, donde destacan ingredientes como el jurel, el ulte y el piure, son los más pedidos”, explica Macera.
Entre los principales se encuentra el asado de tira, “también un pescado apanado con harina de huevo, pan rallado. Va acompañado con chilena y una lactonesa de erizos, o bien una mayonesa de otro producto. Los garbanzos los preparamos tal como se comen en casa, servidos con un costillar de cerdo de Ñuble, cerca de Chillán. Al productor de esta carne le pedimos nos entregue cortes especiales. La acompañamos de cebolla en escabeche y una pituca de vino: una cañita chica que lleva un Cinsalult de Guarilihue”, cuenta Felipe.
Las Papas rellenas con pebre de piure; los Vegetales de la chacra, servidos con cáscara, asados y con diferentes texturas en puré u otros un poco más crujientes, son otras de las elaboraciones con más demanda. Lo mismo la Lengua de vacuno, “un producto que mucha gente lo come, y que si está blanda y sabrosa la disfrutan mucho más, algo que aquí hemos logrado”, asegura el chef.
En 1550, Vino y Cocina, estrenarán nueva carta en verano, en la cual se introducirán cambios en el corte de cerdo. También habrá más preparaciones con verduras, vegetales y frutas, donde el frescor siempre será la característica. “Además mostraremos una variedad de pescados distintos al salmón, el congrio y la reineta, que también sean sabrosos, respetando las vedas correspondientes”, dice Macera.
CONOCER, PROBAR Y EDUCAR
Que los dueños recorran las instalaciones para hacer gala de su calidez ante los comensales, es una imagen común en este naciente restaurant. De hecho es habitual ver al propio Héctor Riquelme, elegido Mejor Sommelier de Chile en 2004 – de profesión administrador de hoteles y restaurants –, hacer lo que ciertamente es parte de su pasión, recomendar y servir el vino en cada mesa, sugerencias de maridajes que luego se muestran como una explosión de aromas y sabores en el paladar.
“Aquí todos los vinos tienen el sello de Itata, Biobío y Maule Sur. Tenemos entre 80 y 100 etiquetas, siendo Cinsault, Carignan, País y Moscatel las principales cepas. Próximamente incluiremos una segunda carta de vinos que contendrá exponentes de otras regiones vitivinícolas del mundo, como Jerez, Liore y La Borgoña”, explica Riquelme.
El segundo piso de 1550, Vino y Cocina, tiene un sentido especial, con dos instalaciones exclusivas para el despliegue de actividades principalmente educativas. Una es el taller de Felipe, con cocina propia habilitada para recibir hasta 18 personas, espacio más íntimo donde desarrolla sus clases participativas, “ahí la gente mete las manos y hace sus preparaciones. En las clases demostrativas los integrantes aprecian las elaboraciones, hacen preguntas y luego comen. Es una instancia más relajada, ideal para quienes vienen después del trabajo. También realizamos servicio de cenas para grupos especiales”, dice Felipe Macera.
Junto a esta se encuentra la sala de degustación para 12 personas, un iluminado sector donde conviven copas de vinos alemanas Spigelau, junto a escupitines originales de Quinchamalí, un sitio destinado a impartir la cultura del vino, “sin la etiqueta de esnobismo que a veces la rodea, un lugar donde realmente queremos recomendar qué y dónde comprar, cómo guardar, con qué comer y a qué temperatura servir el vino. Desde lo más básico hasta realizar catas con los mismos productores, con periodistas y profesionales especializados, que habitualmente terminan con una comida acorde con los vinos presentados”, agrega Riquelme.
Barry Cruces comenta que ha sido gratificante participar en este proyecto, “porque ha prendido rápido, algo que no esperábamos fuera así. Hemos tenido excelentes comentarios y buena aceptación en general, con full reservas en las noches de miércoles a sábado. De hecho, la única forma de venir a comer sin reservar es a la hora de almuerzo, un horario más tranquilo porque San Pedro de la Paz en un lugar más de habitación”.
Así, en 1550, ni el vino ni la cocina son concebidos por separado, al contrario, es todo un conjunto gastronómico. “Lo que nos juntó para hacer realidad este proyecto, más que tratar de hacer una buena cocina, es prestar un buen servicio global”, asegura Felipe Macera.
“Quienes nos visitan pagan un precio justo, especialmente los vinos, los tenemos a precios casi como en tienda, ya que trabajamos directo con el productor. La gente en definitiva viene aquí a gozar, a probar y a sentirse bien”, dice finalmente Héctor Riquelme.
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1550, Vino y Cocina
- Los Mañíos 1621
- San Pedro de la Paz, Región del Biobío
- Teléfono reservas: (+56- 23) 271 9485
- Mail reservas: lrodriguez@1550.cl
- Horario almuerzo: Martes a sábado, de 13:00 a 15:30 hrs.
- Domingo, de 13:00 a 15:30 hrs.
- Horario noche: Martes a sábado, de 19:00 a 23:30 hrs. aprox.
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- Etiquetas: Chef - Gastronomía