CAFÉ MANDRAKE

24 Junio 2016. 2739 impresiones

Cafetería con aires brasileros

Frente a la playa de Algarrobo está Mandrake, una cafetería que abrió sus puertas en 2012 y que ha logrado atraer a un público amante del café fresco y tostado en la llamada capital náutica de Chile.

Café en la bahía

Frente a la principal playa de Algarrobo está Mandrake, una cafetería que abrió sus puertas en 2012 y que ha logrado atraer a un público amante del café fresco y tostado en la llamada capital náutica de Chile. Su dueño, proveniente de Brasil, ha hecho de este lugar un verdadero carnaval, donde la música de su tierra no para de sonar y donde las ganas de hacer crecer este negocio ha ido mucho más allá de una cafetería con una privilegiada vista al mar.

Texto: Mónica Araya | Fotografías: Gonzalo Carrasco

Thiago Saraiva y Camila Garcia

En esta cafetería, donde la leyenda del temido pirata Mandrake se mantiene vigente, ofrecen café de especialidad. El tueste se recibe en el laboratorio del brasileño Thiago Saraiva, dueño y responsable del sabor de este producto, quien luego de varios años de trabajar en una empresa cafetera en Curitiba, Brasil, llegó al país acompañado de su esposa chilena, a consolidar su vida en las costas de la quinta región.

CAFÉ DE BRASIL TOSTADO EN ALGARROBO

Mientras suena la música del cantante brasileño Djavan de fondo, Thiago cuenta las razones de por qué prefirió venirse a Chile y no quedarse en Brasil: “conocí a mi mujer cuando trabajábamos juntos en un crucero en España. De ahí nos fuimos a mi tierra, a Curitiba (estado de Paraná, en Brasil), y a ella no le gustó”.

En Curitiba fue donde Thiago tuvo su más íntima relación con el café, pues como administrador de empresas trabajaba con una marca brasileña que vendía a distintas cafeterías y supermercados.

Fue así como tomaron la decisión de viajar a Chile, específicamente a Algarrobo, de donde es Camila García, su esposa, “como yo conocía el negocio del café, en un principio quise traer la marca acá pero no funcionó. Es difícil entrar en los supermercados aquí en Chile”. Tras esa fallida apuesta, Thiago comenzó a buscar propiedades en el centro de Algarrobo para instalarse con algún negocio, “encontramos esta casa en pleno centro y con vista al mar…cuando la vimos dijimos que era perfecta para una cafetería con hostal”.

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Como la idea de hostal fue desechada rápidamente por falta de espacio, decidieron instalar sólo la cafetería. “Comencé trabajando con un amigo de Brasil que vino a ayudarme; luego se integró mi señora al negocio. La cafetería fue un éxito. El primer verano terminamos trabajando ocho personas porque venía mucha gente atraída por la vista también”, recuerda Thiago.

Los primeros meses la cafetería Mandrake ofrecía un café de marca, pero no de especialidad, y una carta más bien sencilla y acotada. Pasado el tiempo, Thiago comenzó a gestionar la llegada de un café de calidad desde Brasil, tal como a él le gusta, con dulzor y un toque de acidez. Además, a través de Sercotec obtuvo un fondo que le permitió comprar la tostadora que hoy tiene en su laboratorio, y que ha sido su aliada para lograr el tueste perfecto de los granos que provienen de su país natal, “como sabía la técnica del tostado decidí traer el café en verde…es un café fresco y muy cuidado”. Bajo la marca de Café do Guri, este amante del café ha conquistado a exigentes paladares que concurren a la costanera de Algarrobo.

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“NUESTRA PASIÓN ES EL CAFÉ”

Con paciencia y perseverancia, Thiago ha logrado consolidar este negocio. Cada fin de semana es un lleno total, y los veranos, un rotundo éxito.

En la carta hay una extensa oferta de tipos de café: ristretto, lungo, cappuccino, café affogato, vienés, entre otros. En Mandrake lo importante es vivir la experiencia. Para eso ha sido necesario capacitar a quienes trabajan en el servicio, para que traspasen el conocimiento de los productos que se ofertan. “Quiero que todos mis garzones sean buenos baristas”, dice Thiago.

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En Mandrake también hay todo tipo de sandwichs, que son livianos, como los de pan ciabatta con salmón, palta tomate y lechuga, o jaiba mayonesa y palmitos, sólo por nombrar algunos.

Hace pocas semanas se incorporó también al chef Paulo Salas, quien está a cargo del menú ejecutivo y platos de autor, con entretenidas ensaladas y risottos.

“Lo otro es que contamos con patente para vender alcohol”, dice el dueño. Eso les ha permitido vender cerveza Sunset, hecha de manera artesanal, con café. “En este proyecto nos hemos unido a una empresa de acá de la zona, y hemos aportado con nuestro Café do Guri”, comenta. También en la cafetería, a partir del verano de este año, se contó con el helado artesanal Emporio La Rosa, que atrajo a varios seguidores de la marca. Pero no es lo único, ya que otro proyecto aliado al llamado “oro negro”, comienza a dar frutos también. Se trata de un módulo de venta de variedades de café que está frente al terminal de buses de Algarrobo, “hay mucho público local que no sabe de café. Mi interés siempre ha sido traspasar este conocimiento, y que tengan acceso a uno de calidad. El módulo es para eso, para comprar a la pasada, o para quienes esperan el bus para viajar”. Gracias al éxito, con unos socios Thiago espera instalarse con este tipo de módulo en Santiago.

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La idea es que este espacio esté abierto todo el año, “queremos que este módulo traiga beneficios y que pueda seguir creciendo”, dice Saraiva, un brasileño con conocimiento del rubro. De esta manera Café do Guri se ha expandido, incluso en otras regiones, ya que este producto no sólo está hecho para consumo local, también se puede comprar para llevar, ya sea como venta mayorista o minorista. Hay cafeterías en otras ciudades, como en La Serena, por ejemplo, donde ya lo están consumiendo.

Así, esta marca, que partió tímida al lado de la costanera, comienza hoy a navegar por el país para surtir a un público exigente y deseoso de probar un buen café.