Casasur Charming Hotel

Casasur Charming Hotel

Casasur Charming Hotel

Detalles con la calidez de hogar


• HASTA AQUÍ SE LLEGA ADENTRÁNDOSE POR BREVES CALLES Y ESTRECHAS VEREDAS. EN LA RUTA SE OBSERVAN ANTIGUAS CONSTRUCCIONES, SE RECORRE UNA MÍNIMA ROTONDA Y SE AVANZA POR UN CAMINO SIN SALIDA. Y ES QUE ESTE HOTEL ESTÁ LITERALMENTE EN UN RINCÓN DEL BARRIO ITALIA, CASI ESCONDIDO ENTRE SEMINARIO Y LA AVENIDA BUSTAMANTE. SU FACHADA LUCE COMO UNA MÁS DE LAS BELLAS CASONAS DEL SECTOR, PERO CRUZANDO SU UMBRAL EL VIAJERO ENCUENTRA UNA HOTELERÍA PARTICULAR EN TODO EL SENTIDO DE ESA PALABRA, CON ELEVADO NIVEL DE COMODIDAD Y SERVICIO. ASÍ, CASASUR SE HA TRANSFORMADO DESDE SU APERTURA, EN 2015, EN ELECCIÓN DE SOFISTICADOS VIAJEROS QUE ENCUENTRAN ACÁ CALIDEZ DE HOGAR.


ATENDIDO POR SUS DUEÑOS, CASASUR CHARMING HOTEL SE INSPIRA EN UN HOSPEDAJE QUE LOS FUNDADORES DE ESTA PROPUESTA HOTELERA DISFRUTARON EN PHRANAKORN-NORNLEN BOUTIQUE HOTEL, alojamiento muy particular situado en un callejón de Bangkok, con vendedores de comida callejera, hasta donde el turista llega con pocas expectativas pero se sorprende nada más cruzando la puerta de entrada. Esa sensación se replica en CasaSur, espacio que sobresale, entre otras razones, por ser el primer hotel en Barrio Italia. También destaca su excelente posición en TripAdvisor, una alta calificación en Booking.com, y la distinción como Mejor Hotel Pequeño de Providencia 2017. “Creíamos en lo que se venía acá”, dicen Eduardo Klein y Catalina Trucco, los creadores de CasaSur.

Otra de las gracias del hotel, es ubicarse a un par de minutos caminando desde la estación de Metro Santa Isabel, factor muy valorado por los huéspedes y que permite, por ejemplo, llegar en cerca de diez minutos hasta la Plaza de Armas de Santiago. No se puede dejar de mencionar que en el entorno hay más de 25 restaurantes, y son los mismos propietarios de CasaSur los que los promocionan entre sus clientes. “Promovemos mucho el barrio – explican –, porque finalmente eso hace que la gente sienta que el hotel está súper bien ubicado”.

Casi tan interesante como el lugar mismo es la historia que le antecede. Comienza a partir de la experiencia como viajeros de sus creadores. Eduardo es ingeniero civil, y debido a las exigencias de su anterior trabajo viajaba al extranjero continuamente. Muchas veces era acompañado por Catalina, quien es ingeniera comercial, y como su marido, amante de los viajes. Así, a las experiencias laborales la pareja sumó aventuras de placer, y como albergaban el deseo de emprender, desarrollar un negocio propio, concluyeron que un hotel podía ser la mejor apuesta, a propósito de su amplia experiencia en alojamientos en el extranjero.

Decididos, pero sin apuro, comenzaron a buscar el sitio que respondiera a la idea de crear un hospedaje pequeño. Así, hasta que un día Catalina encontró una casa que parecía perfecta para el proyecto, una construcción de dos pisos y cinco habitaciones edificada en la década de los ‘30. Necesitaba remodelación, pero decidieron invertir. Los trabajos para habilitarla como el hotel que soñaban los realizaron junto a gente de confianza, antiguos compañeros y amigos de Eduardo: el diseñador Ignacio Rodríguez y su hermano Daniel, arquitecto. Especializados en restauración y remodelación, estos profesionales siguieron una estética minimalista que se aprecia en el protagonismo dado a paredes blancas, y revestimientos de madera en el mismo color.

Tras un año de faenas, en las que Eduardo y Catalina participaron activamente – y de las que se guarda un álbum de fotos impresas para que los huéspedes conozcan la historia de la casona que los acoge –, el hotel tomó forma respetando la distribución original de la casa y manteniendo gran parte los materiales que le dan identidad. Ejemplo es la cerámica blanco y negro de la entrada, que se prolongó por el living y el comedor con cerámicas de los mismos colores, elaboradas tradicional y manualmente por Baldosas Córdova. También se conservaron el piso del segundo piso y la escala, ambos de madera. Algunos muros, por su parte, fueron desnudados de sus antiguos revestimientos para dejar estructuras de ladrillo a la vista. Únicamente transformaron el garaje, para convertirlo en una sexta habitación, y el techo de la escala que, en favor de la iluminación natural, hoy luce una claraboya.

COMO EN FAMILIA

Tras comprar la casa, a la par de la remodelación, Catalina y Eduardo trabajaron en el concepto hotelería que querían desarrollar de acuerdo a su experiencia como viajeros. Decidieron dejar a un lado aquello propio de la hotelería tradicional, y procuraron que su servicio se enfocara en la personalización. “El lujo en esta casa, para nosotros, está en el servicio”, precisa Catalina. En esa línea trabajan la actitud más que la “invasión” con atenciones. También figuran comodidades como ventanas con termopaneles, sistema de climatización con aire acondicionado y calefacción central con radiadores en todas las habitaciones. “Queríamos hacer un hotel como el que a nosotros nos hubiera gustado llegar”, añade Eduardo. Es por eso que junto a todo lo anterior, definieron aspectos que no podían estar ausentes en CasaSur: camas exquisitas, sábanas y toallas de primer nivel, impecable funcionamiento de Internet y un desayuno que, además de delicioso, fuera personalizado. Englobando todo esto, surge el complemento que aquí hace la diferencia: ambiente muy familiar. Eduardo y Catalina trabajan con diez personas y reciben personalmente a sus pasajeros, incluso ayudando con sus maletas. “Tratamos de hacer un check in amable. Sabemos que vienen súper cansados después de nueve o diez horas de avión. Los dejamos que se instalen, y entonces comenzamos con el papeleo”, comenta la propietaria de CasaSur. Vale saber que su modelo de servicio parte desde el momento en que la persona reserva. “A los cinco minutos llega un mail donde dice: ‘Hola, recibimos tu reserva, somos Eduardo y Catalina, los detalles de tu reserva son estos, te adjuntamos un mapa para que puedas llegar tranquilo en taxi desde el aeropuerto’. Eso les abre la puerta para empezar a preguntar, por lo que comenzamos a interactuar con ellos desde mucho antes de su llegada”, explica el cofundador del hotel, agregando que muchas veces les toca sugerir tours o alojamiento en otras ciudades del país, entre varios datos más para los que se han preparado.

UN PASAJERO SOFISTICADO

CasaSur suele recibir huéspedes de 35 años en adelante, casi siempre norteamericanos y europeos, cuya estadía promedio es de dos o tres noches. Se trata de personas que desde la capital parten hacia otros destinos de Chile. También hay huéspedes que llegan en viaje de crucero, usualmente hombres y mujeres que están disfrutando su jubilación recorriendo el mundo. “Siempre decimos que nos llegan viajeros, no turistas, gente que ha viajado mucho y se aburrió de alojar en hoteles grandes, personas que ya se dieron esa vuelta y buscan algo más personalizado, gente que, además, le gusta hacer por sí misma su itinerario”, resume Eduardo.

Esta clase de huésped también valora la sustentabilidad, filosofía que forma parte de la personalidad del hotel. Por ello funcionan con iluminación led y grifería con aireadores de agua para bajar consumos. Practican el reciclaje, y desde el principio no tienen amenities, dado la basura que generan sus envases plásticos. En su lugar, cada baño tiene dispensadores con jabón, champú y bálsamo. A lo anterior se suma la cortesía de una botella de agua Late! – que se puede rellenar en un dispensador común, cuantas veces quiera el huésped –, y el uso de huevos de gallinas felices, por trato con proveedores locales y elaboraciones caseras. Ejemplos son las flores que compran en el barrio para decorar espacios comunes y habitaciones, o la granola, la mermelada y los panqueques que sirven al desayuno. Esta, la única comida que brinda el hotel, es un servicio con esencia local y personalizado, pues los pasajeros son los que lo definen al momento de su arribo: reciben un formulario donde se les habla del origen casero y fresco de las preparaciones, y se les invita a marcar sus preferencias. Pueden señalar cómo les gusta comer los huevos y si prefieren té, chocolate caliente o café, ya sea espresso, americano o capuccino, bebidas hechas con café en grano de la marca Lucaffé. Cuando se sienta a la mesa, el huésped recibe un jugo de naranja recién exprimido, fruta de la estación y granola casera con plátano y yogurt Quillayes. Luego llegan sus preferencias, además de pan recién horneado, panqueques con dulce de leche y mermelada.

OTRO RITMO DE VIDA QUE SE PROYECTA

Los dueños del hotel viven en el mismo barrio de CasaSur. “Tenemos como vida de pueblo, vamos a almorzar a la casa”, cuenta Eduardo Klein. Gozan la fortuna de compartir gran parte del día con sus dos hijos, y muchas veces, incluso, los llevan al trabajo. Su rutina se ha alejado del ajetreo santiaguino, y ese estilo también es el horizonte de su propuesta hotelera; de algún modo su invitación es a vivir “slow”. Es por eso que las habitaciones no cuentan con televisores, en lugar de estar frente a la pantalla, aquí surge fácil la conversación, los juegos de naipe, la lectura, el disfrute del barrio, la experiencia local. En el living hay una especie de biblioteca donde – además de objetos de diferentes países, de los dueños u obsequio de las visitas – hay libros de Chile y de viajes, casi todos en inglés, muchos de ellos aportados por los mismos pasajeros. Otro estante alberga botellas de vino y copas para cuando la conversación se transforma en velada en el comedor, una sola gran mesa que invita a que los pasajeros se conozcan, y si surge, compartir experiencias, datos. Vale destacar que la cubierta de este mueble es resultado de un trabajo de restauración, y que su base corresponde a una pata sónica rescatada de la calle. Eduardo y Catalina han querido aprovechar el valor del famoso trabajo de anticuarios y restauradores del Barrio Italia. Es así como en CasaSur se observan mesas con bases de máquinas de coser y sillones de los años ‘70 retapizados. Lo mismo ocurre en las habitaciones, donde hay sillas y pisos con ese mismo origen. El resto del mobiliario está hecho a medida según las dimensiones de cada una de las seis habitaciones. Se trata de estructuras de mármol que funcionan como veladores, y en lugar de clóset, un tipo de estante muy usado en el Sudeste Asiático para dejar la maleta a cómoda altura, con algunos compartimientos, barra para colgar ropa y espacio donde va la caja fuerte.

Los vanitorios también son de mármol y hechos a medida. Cada cuarto de baño tiene toallas cien por ciento algodón y ducha con tres niveles. Por estándar de calidad, el sistema funciona con recirculador para la salida inmediata de agua caliente.

Las habitaciones tienen camas Queen, King y/o Twin, todas con sábanas de 400 hilos cien por ciento algodón. Sus metrajes van de 20 m2 a 30 m2, siendo todas diferentes, excepto las dos Twin o Doble Superior: una está en el primer piso y la otra en la segunda planta. En el segundo nivel también se encuentra la Doble Deluxe – que tiene balcón –, la Familiar Superior – para máximo cuatro personas – y la Doble Standard. Por último, en el primer piso, independiente y junto a la terraza, la Loft Superior luce dos niveles y capacidad de acoger hasta tres personas.

Hoy, con un modelo consolidado, todos los detalles de servicio y comodidad que brinda el hotel pretenden ir más allá, y ser una buena alternativa para el público corporativo. Los creadores de CasaSur saben que en ese nicho hay quienes buscan estadías más hogareñas, como les ha sucedido al recibir al fundador de Starbucks, la cantante francesa Zaz, o al CEO de una multinacional francesa que prefiere hospedarse con ellos en lugar del hotel de cadena que le programan, sin importarle trasladarse a otro barrio cada día. A su vez, con todas estas experiencias, los creadores de CasaSur – quienes describen estos cinco primeros años del hotel como un tiempo de aprendizaje, mucho trabajo y consolidación – aseguran sentirse preparados para todavía más: “Se nos ha acercado gente a conversar para buscar fórmulas de asociación y expansión, lo que nos permitió darnos cuenta que la marca y el concepto CasaSur Charming tiene mucho más valor del que nosotros mismos alguna vez imaginamos. Actualmente estamos evaluando diferentes escenarios, pro y contras de crecer de forma más orgánica y a nuestro ritmo, o buscar alguna asociación para hacer una expansión más agresiva”.   

CasaSur Charming Hotel

Revista Chef&Hotel es una publicación digital chilena independiente y objetiva con 12 ediciones en su ciclo anual. Desde hace 20 años cubre en forma amplia todo el quehacer del mundo hotelero, gastronómico y turístico con una propuesta renovada. Chef&Hotel se ha posicionado como la revista y red de difusión más importante del Canal Horeca.

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