VERSO HOTEL

01 Julio 2016. 1385 impresiones

Hotel urbano con la poesía como base

Ubicado en el Cerro Florida de Valparaíso, ese hotel ofrece toda una experiencia en torno al arte de la poesía, muchos detalles en su ambientación y destacados sabores gracias a una cafetería y un restaurante mediterráneo.

Inspiración poética

El español Santiago Pardo y su mujer, la chilena Verónica Lagos, levantaron este hotel urbano de 19 habitaciones y 2 lofts, que además tiene cafetería, un sólido restaurant a cargo de la chef Paula Campos, y una terraza con increíble vista en 360 grados.

Texto: Maureen Berger | Fotografías: Gonzalo Carrasco

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En España nació la inspiración por concretar la puesta en marcha de un particular hotel teñido de poesía. Es Verso Hotel, que abrió a fines del 2015 en el lugar más idóneo: cerro Florida, el mismo de Neruda.

El ingeniero en telecomunicaciones Santiago Pardo, español nacido en La Coruña, comuna autónoma de Galicia, y la bióloga marina Verónica Lagos, chilena oriunda de Punta Arenas, pero criada en Concón, se conocieron en España cuando ella fue a continuar sus estudios de postgrado, se casaron y tomaron la decisión de llevar a cabo un proyecto familiar. Aprovecharon una idea del padre de ella, Sergio Lagos, empresario que habitaba en el Cerro Florida de Valparaíso, pero que tras fallecer no alcanzó a llevarlo a cabo en su totalidad.

Cuando Santiago y Verónica asumieron el proyecto éste no tenía nombre, sí un diseño arquitectónico completo al que sólo hicieron pequeñas modificaciones. El nombre Verso surgió por el interés de la familia por la poesía, que también era inherente al barrio de los poetas.

Santiago Pardo y Veronica Lagos Verso hotel Santiago Pardo y Verónica Lagos, dueños

Escogieron a un experto: Joaquín Velasco, arquitecto a cargo del proyecto, quien consideró el hecho de estar localizados bajo la avenida Alemania, en las cercanías de la plaza Mena del cerro Florida, un sector predominantemente residencial que alberga un potente foco turístico como La Sebastiana. “La propuesta se adaptó a este destino mixto, con viviendas y hotelería, logrando una fusión que se da en la coexistencia de estas distintas temporalidades de la residencia”, explica Santiago Pardo. Cabe mencionar que el hotel se integró a un proyecto del conjunto inmobiliario de lofts Mena, que finalizó en lo que hoy es Verso Hotel.

Inaugurado en noviembre de 2015, el hotel se ubica en un terreno recuperado que se encontraba en situación de abandono. Antiguamente alojó las caballerizas de Carabineros de Chile, tras lo cual quedó en manos del fisco, para luego pasar a manos privadas.

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Su fachada se impone por su materialidad: hormigón, canaletas de fierro, y en el interior, mucha luz y detalles modernos. Verónica, a cargo de la gerencia de operaciones, se refirió al espacio central transformado en jardín, rodeado de habitaciones, que entrega la iluminación natural y la renovación de aire necesaria para el espacio común del edificio, que da cabida a la circulación vertical y horizontal del hotel. “La terraza con vista panorámica es el gran punto de encuentro de esta tipología compacta, ahí está el restaurant y el área de tinas hot tub”, agrega.

LA IMPORTANCIA DE LA POESÍA

Acorde con su nombre, el concepto y guión del hotel gira en torno a la poesía, de hecho cada una de las habitaciones está decorada y dedicada a un poeta iberoamericano. Hay libros de poesía como parte de la ambientación en las áreas comunes. Los versos llenan las paredes, al igual que los guiños a la cultura popular porteña representada por la Lira Popular, que aparecen como obras de arte en algún rincón del hotel, cuadros y fotografías de creadores locales: “Todos los caminos, de todos los destinos de la tierra, van a dar al mar”, de Pablo de Rokha (Oceanía de Valparaíso); “Si el sueño fuera (como dicen) una tregua, un puro reposo de la mente, ¿por qué, si te despiertan bruscamente sientes que te han robado una fortuna?”, de Jorge Luis Borges (El Sueño); “Amo Valparaíso, cuanto encierras, y cuanto irradias, novia del océano, hasta más lejos de tu nimbo sordo. Amo la luz violeta con que acudes al marinero en la noche del mar”, de Pablo Neruda (Amo Valparaíso), son algunos de los versos que se leen, inspirando aún más al pasajero que se hospeda en él.

Los poemas seleccionados se encuentran en los muros cabezales de las 19 habitaciones que albergan 50 pasajeros, en categorías estándar, superior, suite y dos lofts. “Reflejan un estilo único, sencillo, sustentable y moderno”, señala Santiago.

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La habitación suite, por ejemplo, está dedicada a Pablo Neruda. “Es la más grande e incluye una cama doble tamaño king, orientada hacia el amplio ventanal panorámico que mira hacia la bahía de Valparaíso, tal como Neruda la observaba en la Sebastiana. En la pared lateral a la cama acompaña uno de los poemas del vate dedicado a Valparaíso. Tras la cabecera de la cama se dispone de un baño con ducha, muy moderno, con cabinas de vidrio templado que permite disfrutar también de la vista al mar”, indica Verónica. Los lofts de tres pisos tienen dos dormitorios, su capacidad total es para cinco personas, tienen dos baños, cocina completa, living-comedor, estacionamiento individual (nueve cerrados), y terraza privada en el tercer nivel con vista a los cerros y el mar. En las habitaciones no hay amenities unitarios, sino dispensadores con productos alemanes. En cuanto a inclusividad, hay una habitación especial en la primera planta para pasajeros con movilidad reducida, o que necesiten movilizarse en silla de ruedas.

Los elementos de sustentabilidad en todo el inmueble están dados por la existencia de una caldera con certificación Leed para agua caliente, y calefacción ultra eficiente que trabaja a baja temperatura para no desperdiciar energía, la cual provee calefacción a todas las habitaciones. La propia arquitectura del espacio brinda ventilación cruzada en todas sus habitaciones, por lo cual no es necesario tener aire acondicionado. Toda la iluminación del edificio cuenta con tecnología Leed, que es energéticamente eficiente. El hotel además posee estrictas políticas de reciclaje.

Para el relax, el hotel dispone de las ya mencionadas tinas de agua caliente con vista panorámica. En el espacio se proyecta la posibilidad de implementar máquinas de ejercicios y reposeras en la terraza, para hacer más completa la estadía de los pasajeros. “Más adelante nos gustaría ofrecer otro tipo de servicios, masajes por ejemplo, tal vez yoga, contar con bicicletas de paseo y todas esas cosas que finalmente se transforman en valores agregados del hotel”, cuenta la gerente.

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COQUETELÓN Y RESTAURANT

Todo huésped es bienvenido con un Coquetelón – cognac, cointreau, jugo de naranja y espumante –, una de las preparaciones más apreciadas por Pablo Neruda, trago que, según él, potenciaba la coquetería de las damas. En el primer piso hay una cafetería abierta a la gente que invita a disfrutar de aromas y poesía, donde además se ofrece el desayuno. Verónica lo explica: “La mayor parte se sirve a la mesa de forma personalizada, con panes y pasteles hechos en nuestra propia cocina, embutidos y quesos, y opción de huevos a elección preparados a la minuta, junto con jugos exprimidos y opciones de café y té. Aparte de eso, en un semi-buffet se ofrecen frutas, yogurt, cereales, y más opciones de pastelería”.

El hotel además tiene su propio restaurant – abierto también al público externo – en el que predomina la cocina mediterránea, fusionada con elementos regionales chilenos, que tiene su base en una cocina subterránea y su centro de operaciones se encuentra en la terraza panorámica, “la idea es que si alguien quiere comer ciertos platos en el primer piso, en la terraza o en su habitación, puede hacerlo”, dice la chef Paula Campos.

Karla Gonzalez sous chef y Paula Campos chef ejecutiva Karla González, sous chef; y Paula Campos, chef ejecutiva

Nacida en Mendoza, en esa ciudad argentina Paula vivió hasta los cinco años. Después viajó a Chile, a Linares específicamente, donde estuvo hasta que cumplió los 15. Fue en ese tiempo que aprendió a cocinar con su abuela materna. Luego en Talca comenzó a estudiar turismo, pero se casó antes de terminar la carrera.

En Lanco, en la décima región, con su esposo trabajó dos años en el París, un restaurant de comida casera y típica de la zona. Después de vivir un tiempo en Olmué, Paula viajó sola a Noruega pues conocía algunos chilenos allí. De regreso en Chile trabajó en Enjoy del Mar de Viña y en el bar de Sheraton Miramar. Gracias a la invitación que le hizo su padre viajó a Playa del Carmen, México, donde trabajó en eventos. Luego se trasladó a Guadalajara para trabajar en el restaurant italiano La Bruschetta de Gianni; ahí fue ayudante de cocina. Tras esa experiencia viajó a España para después regresar a Chile en 2012. En nuestro país estudió Técnico en Gastronomía en DuocUC Valparaíso, hizo su práctica en Tagliatella de Viña, y trabajó como jefa de cocina en el Castillo del Mar del Club Árabe. Después de hacerse cargo de la cocina de Secreto Restaurant, en Concón, en junio de 2015 llegó a Hotel Verso como sous chef para convertiste más tarde en chef ejecutiva. Su mano derecha es la sous chef Karla González, quien como Técnico en Gastronomía egresó también de DuocUC Valparaíso. Karla trabajó en Enjoy Viña, hizo su práctica en Boragó para luego sumarse a Verso.

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En la carta, entre los platos de fondo ($6.500 a $12.600) destaca el Caldillo Verso crocante; Asado de tira; Agnolotti de plateada; Ravioli de zuchinni, con salsa de quesos; Pulpo confitado; y Ossobuco de Angus con puré de arvejas. En cuanto a ensaladas ($5.900 a $6.500) hay Ensalada de encurtidos, betarraga y zucchini, encurtidos con aceto balsámico y vinagre de manzana, champiñón, camarón apanado y hojas verdes; Ensalada de salmón, láminas de salmón ahumado, tomates cherry, palta, queso de cabra y hojas verdes, entre otras. En Sandwichs ($3.100 a $7.800) hay de Jamón de pavo; Jamón colonial, con queso cheddar; Salmón ahumado y Hamburguesa casera con papas rústicas. Otro imperdible son las Tapas ($3.100 a $7.200), como el Tiradito de pescado de roca, con mayonesa de maracuyá; Tortilla española; Calugas de pescado, sobre emulsión de ceviche chileno; y Tabla Verso. Finalmente ofrecen postres ($3.400 a $4.500) de sabores intensos, como el Chocolate al cubo; Chirimoya florida; Panna cotta de chocolate o Cremoso de menta. En la carta de vinos destacan bodegas del Valle de Casablanca, como Tinta Tinto, Catrala, Bodegas RE, Villard; además de viña Santa Ema, Matetic, Von Siebenthal, Peñalolén, Arboleda, Morandé y Pargua, que son de otros valles. En cuanto a cervezas: Estrella Galicia, con Reserva 1906; y Mauco, de Concón. Entre los tragos hay en base a gin: Santamanía, de España; Bombay Sapphire; y Hendrick’s; y en espumantes: Undurraga; Valdivieso; Freixenet, de España; y Las Candelas, Argentina. Existe la opción de menú diario de almuerzo que incluye entrada, fondo y postre por $10.000; las bebidas son aparte.

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“La capacidad del hotel y su funcionamiento, sumado restaurant, bar y café, es de cien visitas, cualidad que lo transforma en un espacio interesante para eventos. De hecho se puede realizar un matrimonio completo: ceremonia, banquetería, fiesta, hasta el alojamiento de los invitados”, explica Verónica, quien agrega que a estos eventos – entre los que se cuenta el Año Nuevo – se pueden sumar team buldings de empresas, catas de vino, catas de espumantes, cultura o música.

Como novedad, la gerente señala que está en proyecto mejorar la terraza, agregar una cubierta más, instalar vidrios para cerrar el perímetro, y un montaplatos que conecte la cocina subterránea con el restaurant. La idea también es obtener el sello de Sustentabilidad, y el Q de Calidad Turística que otorga Sernatur.

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