Directo desde donde nace la ruta del Prosecco, la famosa strada en la región de Veneto, donde en agosto se celebra el mes del Prosecco, aterriza en Chile el último lanzamiento de Modavin, su Prosecco Extra Dry. Esta etiqueta no solo concentra toda la magia de ese terruño, uno de los más lindos de Italia, con un sinfín de viñedos, abadías y hasta castillos, sino también todo el espíritu y el sentir de los italianos. Il dolce far niente.

Esta nueva marca de espumantes italianos, que entró al mercado nacional hace pocos meses, ya está dando que hablar entre los aficionados al buen beber por su interesante y novedoso portafolio. Son cinco etiquetas. Tras el frizzante tinto, único en su clase en el territorio chileno, Sangue di Giuda, se sumaron los vinos espumosos, Brut Riesling, Brut Pinot Nero, Dolce Moscato, y por supuesto esta, su última incorporación, su Prosecco Extra Dry.

La última apuesta de la importadora y comercializadora de productos innovadores y de calidad europea Monteverdi, es producida bajo el método charmat, al igual que el 99% de sus pares. Este proceso permite que se realice la segunda fermentación, la fase que le da la efervescencia natural a los espumantes. Esta se efectúa en grandes tanques de acero en lugar de botellas, garantizando así una mayor eficiencia y un precio más asequible, pero no por eso de menor calidad.  

Este Prosecco Extra Dry -de Modavin- destaca también por ser Cuvée, lo que le da una nota alta en calidad, puesto que involucra la elaboración de una gama especial o premium de los espumosos de la pequeña y centenaria vitivinícola italiana que lo produce, con una selección especial del enólogo. Implica, en resumen, los mejores vinos base de la bodega. Eso incluye además de la cepa y los sectores específicos de un viñedo, la vinificación por separado y aunar cada uno de ellos en una sola mezcla en la etapa de la segunda fermentación, todo con el objetivo de conseguir la mejor etiqueta de Prosecco Extra Dry.

Un verdadero prosecco

Cabe destacar que para ser denominado como “prosecco”, se debe cumplir los requerimientos DOC, Denominazione di Origine Controllata. Esta reglamentación de la viticultura italiana establece límites geográficos, cepas autorizadas, proceso de vinificación, niveles de alcohol, acidez, entre otros tipos de requerimientos. El “prosecco” es una de las más conocidas 300 DOC y más de 1.200 estilos de vino que existen bajo esta protección.

La certeza de que una etiqueta es “prosecco” la marca un código alfanumérico único ubicado en el costado del collar. Este sello estatal para vinos DOC se inserta obligatoriamente en cada botella en los sistemas de cierre del envase. Como garantía final, se encuentra el logo del Consorzio di tutela della Denominazione di Origine Controllata Prosecco, para dar fe de la autenticidad de la zona de origen del Prosecco DOC, en este caso en la contraetiqueta de la botella de Modavin Prosecco Extra Dry.

La nueva etiqueta

En este caso en particular, Modavin Prosecco Extra Dry, es de color amarillo pajizo y tiene un aroma afrutado, de fruta blanca madura y un buqué con suaves notas florales. En tanto, en boca es fresco, suave y muy fácil de beber. Su burbuja es pequeña y continua. Su graduación alcohólica es baja, 11% de volumen, mientras que el azúcar residual por litro es de 16 g/L. Claramente es exquisito como aperitivo y es un excelente acompañamiento para platos a base de pescados y mariscos.

La etiqueta está elaborada, por supuesto, de la uva blanca glera, y en un 100%.  Para ser “prosecco”, según la reglamentación italiana, al menos el 85% debe ser de esta variedad de uva conocida desde la época romana. No en vano esta uva es una de las más reconocidas entre las 2 mil variedades existentes en ese país.

La historia

Son dos mil años de tradición que preceden este espumante italiano. Quizás por eso no sorprende que el estudio del Observatorio Español del Mercado del Vino (OeMv) acerca de los principales productores de vinos espumantes, Francia, Italia y España, llegara a la conclusión que Italia lidera las ventas con su prosecco, dejando atrás en la carrera el cava, y aún con más distancia, el champagne. En 2017, la exportación de este espumoso italiano alcanzaba los 273 millones de botellas, en comparación con los 156 millones de cava y los 149 millones de champagne.

Se sabe que el “prosecco” se conocía como vino Puccino o Pizzino, debido al nombre de la aldea por aquel entonces (hoy el pueblo Prosecco), y que incluso, en el siglo I ya se cultivaba dicho vino en la Antigua Roma. De hecho, en esa época se le atribuía a este vino la extraordinaria hermosura de la gran matrona romana Julia Augusta. Era el secreto de su juventud y belleza.

Claro está que el prosecco solo sacó burbujas hasta el siglo XIX, cuando el padre de la enología moderna y uno de los primeros creadores de los espumosos italianos, fundador de la bodega Carpené Malvolti, Antonio Carpenè, realizó una segunda fermentación al vino blanco llevándolo a producir por primera vez lo que hoy conocemos como “prosecco”.

Este vino espumante italiano, el más balanceado de todos, destaca por ser el compañero ideal para cada ocasión. Si se ha recorrido alguna de sus ciudades o pueblos, se sabe bien que el prosecco está siempre presente. No importa si lo toman solo o en cualquiera de sus tradicionales cócteles, como su clásico Bellini o el Aperol Spritz.  

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